domingo, 21 de junio de 2009

El mundo del siglo XXI a la vuelta del camino: Brasil, Rusia, India, y China


El término BRIC fue propuesto por la prestigiosa consultora internacional Goldman Sachs en el año 2003, tomando las iniciales de los nombres de cuatro importantes países emergentes: Brasil, Rusia, India, y China… Sin duda estos cuatro gigantes económicos tendrán una importante gravitación en los años por venir, pues son cuatro pesos pesados en superficie y en población, y sus respectivas economías crecen a un ritmo por cierto impresionante y deslumbrante…

El martes 16 de junio de 2009 Ekaterimburgo se ubicó al tope de los titulares, pues allí se celebró la primera reunión formal de las cuatro grandes potencias emergentes… Los cuatro mandatarios se encontraron allí en una sesión que pasará a la historia, Luiz Ignácio Lula Da Silva (Brasil), Dimitri Medvedev (Rusia), Manmohan Singh (India), y Hu Jintao (China)…

Ekaterimburgo es también conocida como Yekaterimburgo o Yekaterinburg, y está ubicada en la ladera este de los Montes Urales, en la parte asiática de Rusia… Por su ubicación geográfica es considerada la primera ciudad rusa asiática importante, y por allí pasa el emblemático tren transiberiano…

Obviamente no era de esperar mucho de una reunión inicial que en algún sentido podría ser considerada como preparatoria de reuniones futuras, pero igual, este primer encuentro es todo un símbolo… Allí se afirmaron y ratificaron cosas obvias… Que los cuatro países aspiran a tener mayor gravitación en el concierto internacional, no solamente por la extensa superficie que abarcan esos países y por la gran población allí asentada, sino también por el enorme impulso de sus respectivas economías… Que esas cuatro naciones pretenden que se introduzcan algunas reformas en los organismos internacionales, tanto en relación a los mecanismos políticos (Organización de las Naciones Unidas) como en relación a los mecanismos económicos (Fondo Monetario Internacional, y Banco Mundial)… Que por cierto es conveniente negociar entre los cuatro grandes y en el seno del conjunto de los países emergentes, posturas comunes frente a la actual crisis financiera mundial y frente a los grandes problemas mundiales, a la par que debe convencerse a las naciones integrantes del G-7 que ellos deben tener en cuenta las opiniones de los países emergentes y de los países pobres, y que incluso esos siete gigantes económicos deberían aceptar algún tipo de supervisión internacional en relación a la marcha de sus respectivas economías y en relación a la marcha de sus respectivos sectores bancarios… Que con urgencia debe establecerse un nuevo orden económico-financiero mundial, donde la influencia del dólar estadounidense como referencia de valor y como moneda de reserva se encuentre más acotada…

Por otra parte en esta reunión también se esbozaron algunos interesantes lineamientos políticos y también económicos… Particularmente Brasil trata de impulsar una reforma de algún tipo que concrete una menor gravitación del dólar estadounidense como divisa de referencia comercial, aspecto que es visto con cierta simpatía por Rusia pero que es observado con cautela por parte de China… Rusia ya se ha expresado en otros foros a favor de introducir una nueva moneda internacional controlada por las instituciones financieras internacionales, pero ello levanta las reticencias de China, quien en los últimos años ha acumulado créditos muy importantes en la divisa estadounidense, los que no está dispuesta a poner en riesgo… China también observa con reservas la propuesta de Brasil de comerciar bilateralmente utilizando sus respectivas monedas, y es más proclive a una reforma tendiente a introducir el rubro y el yuan en la cesta de monedas de reserva… Y claro, de esta forma Rusia y China pasarían entonces a formar parte del exclusivo club de países cuyas respectivas divisas nacionales son moneda de reserva…

En resumen, por el momento el Grupo BRIC no tiene gran incidencia en el concierto de las naciones, pero con el correr del tiempo sin duda se convertirá en un gravitante centro de poder…

Algunas de las posturas expresadas por los integrantes del Grupo BRIC por cierto que son interesantes… Lástima que aún parece lejana la posibilidad de desplazar al dólar estadounidense de la economía internacional, sustituyéndolo por una verdadera moneda internacional de tipo fiduciario… Probablemente se teme que este cambio provoque inestabilidad en los mercados… Probablemente los mandatarios de los países ricos y también los mandatarios de los países emergentes que en realidad no están tan mal situados, razonen en relación a este punto de una manera exageradamente conservadora y egoísta… Rusia evalúa este asunto con cierta seriedad, pero más bien propone una diversificación de los instrumentos financieros internacionales, cambio que en realidad es mas bien cosmético y nada más…

En mi opinión los únicos que evalúan este tema en sus justos términos son los representantes de Estados Unidos de América, pero claro, ellos no quieren un cambio pues son demasiado grandes los beneficios que ellos obtienen con el mantenimiento de la actual situación… Desde hace ya varias décadas que los representantes de la primera potencia mundial evalúan bien lo que está pasando, y una demostración de ello son las posturas que EEUU asume en los foros internacionales… Cuando la crisis del petróleo de los años setenta por ejemplo, los norteamericanos asumieron los nuevos precios de ese tipo de energía, pero lo que cuidadosamente entonces pidieron fue que los precios siguieran siendo expresados en dólares estadounidenses; y claro, ante esa marea de riqueza que se avecinaba los integrantes de la OPEP aceptaron esa condición… El gran país del norte también ha aceptado algunos cambios en el ordenamiento financiero internacional, pero ellos han sido cambios menores, cambios cosméticos, pues el dólar sigue siendo la moneda de referencia y la divisa usada para compensar intercambios desiguales… Y respecto de las reiteradas reuniones del G-8 y particularmente en las últimas, es bueno leer los partes de las agencias internacionales de noticias, y fijarse con cuidado en las posturas asumidas por los estadounidenses; siempre se está a favor de una solución que para EEUU implique solamente poner en funcionamiento su imprenta de billetes bancarios; además y de una manera o de otra, EEUU rechaza soluciones que impliquen el desplazamiento de su divisa de la economía internacional…

Los países del BRIC engloban alrededor del cuarenta por ciento de la población mundial y alrededor del veinticinco por ciento de la superficie del planeta… Sus respectivos PBI sumados representan más del catorce por ciento de Producto Interior Bruto mundial, y más de un doce por ciento del comercio internacional está formado por productos con origen o destino en estos cuatro países…

martes, 12 de mayo de 2009

La gran operación política de dominación mundial


Los manejos monetarios y los ingresos generados por los empréstitos internacionales, son el barco insignia que lleva la riqueza hacia el exclusivo grupo de los países del llamado G-7 o Grupo de los Siete… Y en estos tejes y manejes, ciertamente EEUU es quien lleva la parte del león…

EEUU, Alemania, Gran Bretaña, Francia, Japón, y en alguna medida también Canadá e Italia, obtienen muy jugosas ganancias a través del propio sistema financiero…

No bajemos la cabeza… No cerremos los ojos ante esta realidad… No apliquemos la estrategia del avestruz…

Solamente podremos entender cabalmente qué nos está pasando, con información financiera más detallada y de mayor calidad… Solamente podremos entender cabalmente por donde están nuestros drenajes monetarios, analizando el sistema financiero internacional en su conjunto, así como los sofisticados mecanismos de la deuda externa y del financiamiento de los resultados deficitarios de las balanzas de pago…

Los países emergentes no tienen otra opción… Los países del Tercer Mundo necesitan pedir una profunda revisión de los acuerdos financieros surgidos de la conocida Reunión Internacional de Bretton Woods…

Cierto, no será fácil cambiar la arquitectura financiera internacional, pero el proyecto social de Agustí Chalaux nos marca un camino, nos marca un rumbo cuya principal bandera es la introducción de una mayor claridad y de una mejor información en el gran juego internacional de las transacciones comerciales y financieras…

Sin duda la sofisticada ingeniería monetaria internacional es la que está impidiendo el avance de los países del Tercer Mundo… Sin duda la ingeniería monetaria está al servicio de la plutarquía bancaria…

domingo, 25 de enero de 2009

Centre d'Estudis Joan Bardina: Actuación en pro de la comunidad desde 1984


Por cierto que en lo personal simpatizo con el Centro de Estudios Joan Bardina y lo apoyo sin reservas, por la sencilla razón que veo a esa institución como la tabla salvadora para la humanidad, por las ideas que promueve que en lo medular me parecen acertadas y convenientes, y porque a excepción de esa voz institucional a la que tal vez puedan agregarse las voces y los dichos de algunos pocos técnicos y pensadores que dentro y fuera de España se expresan en términos parecidos, no existe en mi opinión ningún otro proyecto de sociedad que tenga viabilidad y posibilidades de éxito como para solucionar las graves problemáticas sociales y de organización que se plantean y manifiestan hoy día en nuestra estructura de convivencia…

Sin embargo y no obstante lo recién expresado, en lo personal no adhiero en forma completa a todas las propuestas y a todas las sugerencias impulsadas por el Grupo Joan Bardina, y en estos aspectos de disidencia, y en estos detalles de controversia, corresponde pensar que en algunos casos la razón puede que se encuentre del lado de la ya citada institución catalana, mientras que en otros casos tal vez mis enfoques personales y mis propias recomendaciones sean los más adecuados, y mientras que en otros casos lo más acertado posiblemente sea una tercera posición que resta por definir…

Hasta hoy día la posible sustitución del dinero anónimo actualmente utilizado por dinero virtual, por dinero telemático y escritural, por dinero telemático nominativo y con algún tipo de control comunitario o control social, ha sido un asunto muy poco debatido y muy poco considerado a nivel académico, y las muy escasas propuestas que en este sentido se han publicado, y los raros y ocasionales análisis que sobre este tema se han concretado, obviamente son ellas y ellos de tipo teórico y especulativo, pues ninguna experiencia seria de implantación de esta clase de dinero se ha hecho hasta ahora en ningún país del mundo… En relación a esta materia, indudablemente debe hacerse camino al andar… En lo que concierne a este posible instrumento, en relación a esta nueva y original herramienta, todo está por ser investigado y todo está por ser evaluado…

Sea cual sea el caso, aún cuando puedan detectarse errores de enfoque en las grandes líneas del proyecto de sociedad que impulsa el Centro Bardina, ello no le quita mérito ni a esta institución ni a su principal impulsor: Agustí Chalaux i de Subirà…

Y personalmente esta afirmación me parece cierta e indiscutible, por la sencilla razón que en los hechos puede decirse que Agustí Chalaux se dedicó por entero al nuevo proyecto de sociedad durante casi toda su vida, y porque el Centro Bardina hace ya unos cuantos años que con firmeza desarrolla su accionar de convencimiento y de extensión… Así, lo que quiero destacar es que Agustí Chalaux fue un visionario y un pionero, y que con mucha constancia fue delineando poco a poco su proyecto de sociedad, habiendo cumplido esas etapas iniciales en un momento en el que el desarrollo tecnológico aún no había alcanzado el grado de avance que tiene hoy día, lo que ciertamente en su momento imprimía rasgos utópicos e inverosímiles e idealistas a algunos detalles de lo sugerido por ese inteligente y perspicaz catalán, por esa fuerte personalidad española sin duda fuera de serie… Agustí Chalaux de Subirà debe haberse convencido de la nobleza de las ideas que estaba manejando desde su fuero más intimo, y con constancia, y con valentía, intentó promoverlas y defenderlas y difundirlas a capa y espada…

De todas formas, a pesar de lo dicho, a pesar de la brillantez de ciertas acciones puntuales y de ciertas presentaciones de Agustí Chalaux y de algunos de sus seguidores, con evidencia los resultados obtenidos por el Centro de Estudios Joan Bardina hasta ahora indudablemente son magros, hasta ahora resultan ser notoriamente insuficientes y poco satisfactorios, pues a nivel general, pues a nivel mediático, en los programas de radio y de televisión nada o casi nada se dice en relación al dinero telemático, y en esos medios ni siquiera hay referencias a la temática para por ejemplo criticar al Centro de Estudios Joan Bardina en algún aspecto, o para señalar que el proyecto que esta asociación defiende en realidad es utópico o descabellado o simplemente absurdo e inviable… Y con evidencia este asunto tampoco está en el boca a boca popular, y ni tan siquiera en el ámbito académico universitario, excepción hecha posiblemente de lo que ha ocurrido y ocurre en la región catalana o en la zona de influencia barcelonesa… El panorama general por tanto puede ser considerado como completa y absolutamente desolador… Los resultados hasta ahora obtenidos por el Grupo Bardina sin duda son frustrantes, y las metas alcanzadas sin duda son insuficientes e insignificantes, y esto debe llamar a la reflexión… El Centro Joan Bardina se expresa en libertad y expone sus ideas en reuniones presenciales y a través de Internet, y el resto de la sociedad le deja hacer pero sin prestarle mucha atención… Se deja funcionar al Grupo Joan Bardina y su accionar se observa de lejos, como eventualmente se haría con algún loco, con algún desequilibrado mental, o con algún soñador cuyas propuestas no tienen ni ton ni son…

Con toda evidencia, el posible uso de la moneda telemática obviamente no está en la agenda política-gubernamental en ningún país del mundo, ni tan siquiera en las propuestas programáticas de algún partido político… Este asuntillo no ha sido hasta ahora tema de campaña en ninguna contienda electoral… Y esta cuestión del dinero y de su naturaleza, tampoco ha sido considerada aunque sea en forma tangencial en algún organismo internacional… Instituciones tales como el Fondo Monetario Internacional (FMI) o el Banco Mundial (BM) o el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) trabajan ellas con el dinero y con el crédito y con el interés compensatorio, apoyándose ellas en forma directa en el sistema financiero internacional y en los distintos sistemas financieros nacionales, y sin embargo en esos ámbitos no se ha tratado la temática del posible cambio de la naturaleza del dinero, ni tampoco se ha abordado la cuestión de la justificación social íntima del cobro de intereses compensatorios o punitivos, ni tampoco ha estado presente la posibilidad de una sustantiva y profunda reforma de las bases mismas de los procedimientos internacionales de intercambio y de compensación… Pareciera como si esos organismos internacionales tuvieran vedado el abordaje de la temática reformista… Pareciera como si los altos directivos de esas instituciones internacionales se sintieran muy cómodos en las posiciones que han alcanzado, y que por tanto concentran su accionar de manera que todo se desarrolle de la mejor forma posible pero sin cambiar sustantivamente el esquema general de base…

Cierto, la inquietud generada por la actual crisis financiera global ha introducido a prepo el tema de la reforma del sistema financiero internacional en las últimas y nerviosas reuniones del G-8 y del G-20, pero allí las propuestas que en este sentido se manejaron, se referían ellas a la posibilidad de destronar al dólar estadounidense como moneda de referencia, y sustituirle por una canasta de monedas fuertes (por ejemplo euro, yen, dólar, tal vez yuan), o por una canasta de productos (petróleo, granos, metales)…

¡Pero Dios mío, qué falta de inventiva y qué desubique el de los líderes mundiales!… Pareciera como que ni ellos ni sus asesores entendieran que la actual crisis internacional es una problemática estructural y no coyuntural… Pareciera como que ni ellos ni sus técnicos entendieran que el capitalismo global que hoy día tenemos ha desviado su centro de atención, alejándolo de la llamada economía real, alejándolo de la llamada economía productiva, para acercarlo a la economía de expectativas, para acercarlo a la economía subterránea especulativa e informal, para acercarlo a la más pura economía financiera y de oportunidad…

Lo que hay que comprender es que el capitalismo que hoy día rige al mundo ha cambiado sustantivamente, y bien merece ser llamado ahora capitalismo especulativo y desinformativo, o tal vez capitalismo especulativo y no­informativo, o tal vez capitalismo subterráneo y borroso… Lo que hay que comprender es que nuestra estructura básica de convivencia se ha transformado en un ordenado caos especulativo, o si se prefiere (por predilecciones o inclinaciones en cuanto a simpáticas y representativas etiquetas no vale la pena pelearse) en un cuidado y estudiado desorden muy provechoso para la especulación y el informalismo y la evasión de obligaciones legales… La especulación y la informalidad y la corrupción y la defraudación y la ilegalidad y la no documentación en regla y las avivadas al mejor estilo criollo (tanto a escala hormiga como a escala corporativa), campean a nivel global, prevalecen y dominan a nivel general… Y algunos pocos ilusos, y algunas pocas personas que aún conservan sus ideales morales y su corazoncito, todavía sacuden la cabeza y se amargan frente a lo que ocurre, y de vez en cuando intentan dar una limosna a un pobre para así dejar tranquila a su conciencia de buen samaritano…

No señoras y señores, ya no podemos seguir pensando que el cumplimiento estricto de la ley se ha hecho para el vecino y no para nosotros… No señoras y señores, ya no podemos seguir pensando en la sociedad como si ella fuera una buena y generosa vaca lechera que en toda circunstancia nos va a seguir brindando su nutritivo producto… No señoras y señores, ya no podemos seguir tirando con meros paños fríos, ya no podemos apuntalar el edificio con unos pocos durmientes, sino que ahora ha llegado el tiempo de aplicar cirugía mayor…

¡Pero Dios mío, en los niveles de poder no se les ocurre que la necesaria reestructura del sistema financiero internacional bien podría consistir en generalizar el uso del DEG, en generalizar lo que hoy día se conoce como derechos especiales de giro, y en adoptar esta especie (hoy día marginalmente utilizada) como moneda fiduciaria internacional en su sentido más propio!…

Pero… ¿porqué se ha dado esta especial situación de poca repercusión de las ideas de Agustí Chalaux de Subirà, a pesar de que ya han transcurrido varios años en los que el Centro de Estudios Joan Bardina está desarrollando su labor de convencimiento y de extensión?… Alguna causa tiene que haber para la escasa repercusión hasta ahora obtenida por la entidad española… Por algo es que las propuestas y las sugerencias de esta institución catalana han captado hasta ahora tan pocos adeptos…

Y al margen de una posible interpretación del actual estado de cosas, corresponde también preguntarse sobre cómo sería posible revertir los resultados, a efectos de en el futuro poder avanzar más rápidamente hacia la construcción de un mundo mejor, hacia la construcción de una estructura social verdaderamente telemática en lo tecnológico, y a la vez socialmente justa, equilibrada, racional, equitativa…

Bueno, a nivel personal, al no haber conocido personalmente a Agustí Chalaux y al no haber conversado nunca con él, al no haber nunca visitado al Centro J Bardina, al no conocer detalles ni sobre su particular forma de financiamiento ni sobre su relacionamiento con otras entidades, al no haber nunca participado en un evento promovido por esa institución española, en resumen, al tener tan poca información sobre el Centro de Estudios Bardina y sobre su forma actual de conducción, lo único que puedo hacer es especular sobre las razones por las cuales hasta ahora se ha tenido poca trascendencia, y especular también sobre las acciones a desarrollar para cambiar esta situación, para cambiar el presente estado de cosas…

Advertidas mis limitaciones para el abordaje de esta cuestión, continuaré adelante con mis elucubraciones, con la esperanza que ellas sirvan, con la esperanza que ellas sean constructivas, con la esperanza que los arbitres que personalmente aporte en algún sentido puedan destrabar la actual situación, ya sea porque las ideas aquí expuestas tengan real fundamento, ya sea porque lo aquí aportado sirva como disparador de reales y definitivas soluciones…

Y ya que lo que sigue en buen grado corresponde a posiciones y enfoques muy personales, posiblemente corresponde decir algo muy breve sobre quien escribe estas líneas, simplemente para que sirva de encuadre al eventual lector… Me llamo Juan Carlos Anselmi Elissalde y por cierto tengo estudios universitarios, pero nunca he ocupado posiciones de mando de real relevancia… Y tampoco he sido un militante destacado de algún partido político, y por tanto nunca he podido observar muy de cerca a una estructura de poder y de gobierno, ni siquiera en mi país de origen, o sea ni siquiera en Uruguay… Si bien he viajado mucho y por algunos años fijé residencia primero en Francia y luego en Brasil, nací en Uruguay y la mayor parte de mi vida la pasé en ese pequeño país sureño, el que por cierto está muy alejado de las grandes encrucijadas de este mundo en cuanto a producción y en cuanto a población y en cuanto a conducción política internacional e incluso en cuanto a tráfico aéreo o marítimo… Asimismo, por varios años desarrollé actividad docente en un par de universidades de mi país, trabajé también como especialista en organización para varias empresas comerciales y para varias instituciones estatales, y desde hace algo más de diez años integro una institución de bien público y de pequeño porte llamada Grupo Carlos J Cúdita, entidad que ayudé a fundar, y la cual entre varias cosas se dedica a impulsar tareas de investigación y extensión, que en ciertos y determinados aspectos tienen puntos de concordancia en el enfoque con los que por su parte desarrolla y defiende el Centro Joan Bardina… Por todo lo dicho, debe considerarse que mis análisis son hechos desde una perspectiva muy especial e individual, desde un lugar muy apacible y más bien alejado de todo, y más bien ubicado al borde del mapa y donde se termina el mundo… Y mi parecer personal sobre la temática antes planteada es el que se indica seguidamente…

Evidentemente y por alguna razón, las propuestas del Grupo Joan Bardina han tenido hasta ahora poca repercusión a nivel general, y ello ha ocurrido así, o bien porque ese grupo no puede o no sabe llegar como se debe ni a los medios masivos de comunicación social ni a los niveles político-decisorios, o bien porque las ideas defendidas desde Barcelona tienen intrínsecamente alguna falencia en concepción y/o en presentación que aleja a la gente, que aleja a la mayoría de la gente, a excepción de un pequeño grupito de personas que son convencidas y que así se transforman en fieles seguidores…

Pero vayamos a algunos detalles, para que las críticas que deseo expresar y para que las falencias que deseo señalar, no queden ellas en la más oscura y borrosa de las nebulosas…

Con toda evidencia la propuesta de Agustí Chalaux se centra en las facturas-cheque, o sea en las órdenes de pago todas ellas telemáticas, autoexplicativas, y debidamente autorizadas, y eso en mi opinión es un error… En lo personal creo que lo más conveniente es centrar el nuevo sistema en el contrato debidamente autorizado por las partes, por cierto contrato digital debidamente autenticado por notario, y desde el cual automáticamente y oportunamente se expulsarían las facturas-cheque que pudieran corresponder (una o varias, y de acuerdo a lo estipulado originalmente en el contrato, o de acuerdo a lo establecido en las sucesivas y eventuales modificaciones del mismo)…

Claro, los argumentos manejados por el Centro Bardina en relación a este asunto en una primera instancia parecen razonables y convincentes, pues en los videos y en los escritos se suele tomar como ejemplo una venta de contado, y en esta situación lo usual es que a un contrato de compraventa de contado le corresponda una sola factura-cheque, y entonces y en este caso, el contrato digital es muy fácil de confundir con su correspondiente cumplimiento digital, con la correspondiente y generalmente única factura-cheque…

Otro de los aspectos en los que me tomo el atrevimiento de apartarme de las propuestas del Centro J Bardina, es en cuanto al período de transición entre la actual estructura social y la futura y deseable sociedad telemática plena…

Claro, desde el Centro de Estudios Bardina se argumenta con mucha razón que los actuales centros de poder a los cuales la nueva estructura social incomodaría, léase políticos corruptos, administradores coimeros, traficantes de armas y de sustancias adictivas, contrabandistas, defraudadores, especuladores, rapiñeros y ladrones, defraudadores de impuestos, incluso también trabajadores informales, infractores de todo tipo y color, y consumidores de sustancias ilegales, darían dura batalla para que el nuevo sistema fracasara y/o para que el mismo nunca fuera implementado, y entonces al concretarse esta oposición sin duda se emplearían grandes medios y pocas contemplaciones… Si mi memoria no me falla, me parece recordar que en uno de los videos del Centro de Estudios Joan Bardina, el presentador argumentó que la transición debía ser rápida, muy rápida, para que así los sectores que en apariencia se vieran perjudicados no tuvieran tiempo de reaccionar, ya que esa reacción podría llegar a ser muy enérgica y violenta, pudiendo tal vez llegar al asesinato de los principales directivos de la propia Asociación Joan Bardina…

Bueno, por cierto este comentario es simpático y gracioso y en algún sentido una humorada, una bravuconada irónica, una socarronería, pero comparto plenamente la preocupación de fondo así señalada, porque ella está acorde con lo que perfectamente puede llegar a pasar… Lo que no comparto es la solución… Por más rápida que sea la transición, tanto más rápida y violenta podría ser la reacción de los opositores… Por otra parte, la sociedad telemática en su versión madura con certeza no puede ser instaurada de la noche a la mañana, pues obviamente se requiere infraestructura física, y también adecuadas resoluciones parlamentarias y adecuada estructuración normativa, y también capacitación de usuarios, capacitación de agentes económicos, y todo ello necesita tiempo para ser conceptualizado y planificado, así como tranquilidad para su progresivo desarrollo y su progresiva implementación…

¿Cuál sería entonces la solución para no despertar la ira y la furia de algunos sectores de poder que se vieran perjudicados con el nuevo enfoque societario?… Bueno, en mi opinión es muy sencilla una respuesta a esta inquietud… Lo que debe hacerse es plantear la implementación de la futura sociedad telemática en una forma lenta, muy lenta, y de manera que en este largo lapso de tiempo convivan el dinero telemático nominativo con el actual dinero anónimo… Así, con este esquema, los antes señalados centros de poder de ilegalidad y de corrupción y de informalismo no serían molestados por un buen tiempo, y por lo tanto y muy razonablemente, la oposición por parte de esos sectores inescrupulosos y poderosos tal vez sería entonces limitada y soportable… Por otra parte y como ya se dijo, es necesario todo un desarrollo normativo y legislativo nuevo, y esto con toda certeza no puede ser implementado a tontas y a locas, sino en forma responsable y segura, dándose tiempo para madurar las soluciones y para dar curso a los debates… Pero además, es impensable que todos los países se pongan de acuerdo al mismo tiempo para instaurar la sociedad telemática, y esto sin duda actuará como válvula de escape, ya que con naturalidad el narcotráfico y el tráfico de armamentos y la prostitución y el proxenetismo y otras cosillas de similar estirpe, abandonarán los países donde se llegue al uso de la moneda telemática plena y responsable, para instalarse en los países en donde este progreso se encuentre más aletargado y sea más chapucero…

¿Pero si se decide una implementación de las reformas que sea ella lenta, muy lenta, y de tipo no universal, podrían llegar a obtenerse ventajas incluso desde el comienzo de los cambios?…

Bueno, pienso que sí, con el gran aumento de eficiencia que poco a poco se iría logrando, los réditos muy pronto serían evidentes y sustantivos, y provechosos tanto a nivel general como a nivel sectorial o local…

Veamos un poco… Pensemos con cuidado esta cuestión…

Tomemos como ejemplo el pago de salarios y los correspondientes contratos de trabajo asalariado… Bien, en una primera etapa la idea podría ser implementar la posibilidad de que las empresas pagaran los salarios con dinero telemático responsable, con moneda telemática autoexplicativa de transacciones, aunque dejando librada a las propias empresas la fecha en la que ellas implementarían el cambio de sistema… Inicialmente el cambio al nuevo sistema sería así totalmente voluntario… Pasado cierto tiempo se comenzaría a dar una gratificación a los trabajadores que recibieran sus salarios por la nueva vía, a través de una devolución en diferido de un punto o de dos puntos de los aportes sociales… Esto sin duda incentivaría a las empresas a adoptar el nuevo sistema, pues seguramente recibirían la presión de sus propios trabajadores… Finalmente, cuando fueran pocos los salarios pagos a través del sistema antiguo, se ordenaría la ilicitud de esta forma de pago y el retiro de sustento jurídico a la misma, con previo análisis de las dificultades que eventualmente se pudieran plantear en algunas empresas o en algunos pocos sectores…

Pero pensemos ahora en otro asuntillo… Por lo que personalmente he visto en Internet, el Centro Joan Bardina se orienta en prioridad a difundir las ideas y el pensamiento de Agustí Chalaux de Subirà, y ello por cierto está muy bien, y ello por cierto no es criticable en sí mismo… Pero el entusiasmo al realizar esta tarea ha dejado de lado otro tipo de acciones no menos importantes, ya que no se han creado amplios espacios de intercambio y de reflexión sobre la cuestión del dinero telemático, dando allí cabida no solamente a cosillas complementarias, sino también a críticas francas a las propias ideas de Agustí Chalaux en su expresión originaria…

Concretamente… ¿en qué estoy pensando?… Bueno, en relación a este aspecto indudablemente hay un amplio abanico de posibilidades…

Por ejemplo, Internet es una vía muy adecuada para hacer un amplio llamado a una lluvia de ideas sobre la posible implementación de las propuestas de Agustí Chalaux… Así, se obtendría posiblemente el interés y la atención de la gente a un nivel interesante y en todo el mundo… La competencia entre participantes, el incentivo de algún premio o al menos de alguna mención de honor que pudiera ser incluida en un currículo personal, etcétera, perfectamente pueden ser incentivos a la participación y a la elaboración de aportes… Luego, los insumos así recibidos podrían ser publicados en la red de redes, con comentarios adecuados de un grupito de expertos, con destaque de los aportes ganadores, y con o sin valoración del resto de los planteamientos…

Otra idea que más o menos camina hacia el mismo objetivo sería la siguiente… Notoriamente en los últimos años se han popularizado sistemas donde participan usuarios registrados, quienes tienen oportunidad de plantear preguntas así como también de dar respuestas a preguntas planteadas por otros… La participación en estas comunidades es gratuita, es sin cargo, y para incentivar la participación, se asignan premios que consisten en puntos que se otorgan cuando se responde a una pregunta, y también cuando se da una respuesta o cuando se plantea una pregunta que luego es bien valorada por la comunidad digital, etcétera… Así, el incentivo a participar se hace realidad porque el mecanismo es simpático y divertido, y porque el mismo plantea cierto grado de competencia entre usuarios… Bien podría aplicarse un sistema de este tipo aunque orientando las preguntas (y por tanto las respuestas) a cuestiones vinculadas con la prospectiva social, y con el futuro incierto, y con el uso del dinero, y con la sociedad telemática, y con las ventajas sociales que podrían llegar a obtenerse vía la tecnología, y con la posible erradicación de la pobreza, y con la nobleza y conveniencia de las propuestas de Agustí Chalaux, etcétera…

Otra idea similar a las anteriores y complementaria de las mismas, podría ser concretar un llamado a un concurso internacional abierto, donde se seleccionaría el ensayo que sea considerado el mejor de los recibidos… Claro está, la temática que en este concurso se impondría, estaría vinculada o con la sociedad telemática, o con el capitalismo comunitario, o con la erradicación de la pobreza y del narcotráfico, o con la monada telemática, o con el salario social… en resumen, temáticas que directa o indirectamente tengan que ver con las ideas y con las propuesta de Agustí Chalaux de Subirà… Este concurso internacional abierto bien podría repetirse en forma regular, por ejemplo cada dos años, para así ir creando tradición y mayor repercusión…

Analicemos ahora otra de las propuestas de Agustí Chalaux: el salario social en el contexto del capitalismo comunitario…

Bueno, en relación a este asunto bien podrían formalizarse reproches y reparos por restricciones y desvíos que eventualmente podrían surgir en la implementación de esta idea… No me voy a molestar aquí en desarrollar esta posible línea de crítica, porque en lo medular personalmente coincido bastante en la necesidad de implementar un mecanismo más o menos parecido al señalado por Agustí Chalaux… y a esta posibilidad por cierto apuntaban varias propuestas concretadas y ampliamente debatidas al interior del propio Grupo Carlos Cúdita, ámbito que integro y en el que participo activamente…

En realidad, hoy día ya se reconoce la necesidad de ayudar en lo básico a los excluidos y a los marginados, sólo que generalmente no se piensa en darles a ellos un salario, sino lo que se les da son servicios… Atención médica en niveles básicos… Ollas populares y canastas de alimentos… Merenderos fundamentalmente para mujeres sin ingresos y para niños… Hogares diurnos para niños de hogares en riesgo social… Refugios especialmente durante el invierno… Lugares acondicionados para realizar el lavado de ropa, y orientado a personas o familias que vivan en situación de calle…

En lo medular, lo que Agustí Chalaux propone es continuar con esta política de asistencia, solamente que al ser el dinero de tipo telemático, nominativo, y autoexplicativo de transacciones, en vez de directamente dar los servicios básicos se podría dar dinero con restricciones de uso, para que así el propio beneficiario se pueda comprar lo que necesita y en el lugar que mejor le convenga…

¿Y hoy día se podría hacer algo similar?… Por cierto que no, al menos en una forma generalizada, pues de hacerlo, buena parte del salario social iría al juego, y/o a los cigarros, y/o a la pasta base, y/o al alcohol… continuándose la alimentación en base a lo que se encuentre en la basura y en los contenedores… y/o continuándose con la vida en situación de calle… y/o resolviéndose los problemas que se tengan a través del robo y/o a través de la mendicidad… etcétera… etcétera…

¿Y qué ventajas tendría la propuesta del salario social frente a la provisión directa de servicios a los más necesitados?… Se mejoraría la autoestima de los beneficiarios pues ya no habría necesidad de establecer ghettos para ellos… Se obtendrían mejoras en cuanto a los rendimientos en la provisión de servicios, pues las bocas de atención ahora potencialmente se orientarían a toda la población y no a una parte de la población… Se disminuirían ineficiencias y robos en los programas de ayuda social… Además se disminuiría la burocracia en torno a la asistencia social…

Sin embargo, si se analizan los argumentos que usualmente maneja el Grupo Joan Bardina cuando trata el tema del salario social… por cierto a un observador atento se le plantean una serie de dudas… ¿La población mundial no podría crecer entonces más de la cuenta, o lo del salario social iría acompañado de un adecuado sistema de planificación familiar?… ¿Realmente se plantearía un problema tan grave de desocupación, por causa de la robotización de las fábricas, y por causa de la drástica disminución de los trabajadores bancarios y de los empleados de comercio, que ameritaría lo del salario social, y/o que ameritaría más amplias coberturas en materia de seguro de paro?… ¿O por el contrario, la gran desocupación en ciertos sectores provocada por la implantación de la sociedad telemática, no podría ser vista como una oportunidad para ampliar el mercado laboral en materias hoy día no cubiertas o mal cubiertas?… como ser… extendida protección en asistencia social… servicios de esparcimiento… creación renovada de obras artísticas y literarias… mejoras en los servicios de salud y en atención psicológica… mejoras en materia educativa y cultural… mejoras en calidad y en alcance en los programas de recapacitación laboral… reflexión filosófica… potenciación y jerarquización de ciertos roles, como por ejemplo el del animador social…

Otras de las críticas que se podría realizar al Centro de Estudios J Bardina es al poco destaque que esta institución hace en cuanto a la documentación de trazabilidad… Con toda evidencia, este tema no está totalmente ausente en los documentos y en los videos auspiciados por el Grupo Bardina, pero en mi opinión esta cuestión ciertamente tiene una gran importancia, una enorme importancia, y la institución catalana no enfatiza ni resalta suficientemente este asunto… Obviamente, debe comenzarse por la trazabilidad del dinero y de los activos financieros… Obviamente, debe comenzarse por la introducción del dinero telemático, nominativo, y autodocumentado… Pero luego debe continuarse con la trazabilidad de servicios, y con la trazabilidad de productos alimenticios, y con la trazabilidad de materias primas, y con la trazabilidad de herramientas, y con la trazabilidad de ciertos importantes productos finales, etcétera, etcétera… Una cosa va de la mano de la otra… La mejor manera de lograr implementar una especie dineraria que sea telemática, que sea nominativa, y que bien documente transacciones, es implementar también sistemas subsidiarios de trazabilidad de todo aquello que pueda ser contrapartida de una transferencia dineraria…

Otra de las cosas que en lo personal me llama la atención, es el poco éxito que en apariencia ha tenido el Grupo Bardina en cuanto a acceso al financiamiento público, y en cuanto al aprovechamiento de la infraestructura pública dentro y fuera de España… Por ejemplo, el Servicio Exterior de España mantiene una serie de centros culturales esparcidos por todo el mundo, y en dichas entidades con frecuencia se realizan muy interesantes actividades culturales y educativas en cuanto a conferencias, exhibición de filmes y de videos, mesas redondas, muestras visuales, etcétera… ¿Es que no se podría por ejemplo allí exhibir los videos del Centro de Estudios Bardina, exhibición que podría ser luego seguida de un debate con participación de los asistentes y de ciertos referentes?…

Bien, este escrito tal vez se ha extendido más de la cuenta, así que corresponde ir pensando en terminarlo…

Me pregunto qué impresión puede haber dejado al lector el análisis de estos apuntes… Y me pregunto también que opinará el lector sobre quien ha escrito estas líneas… Posiblemente piense que no tengo calificaciones suficientes como para haber abordado estos asuntillos en la forma que lo hice… Posiblemente piense que todo esto es una especie de gramática parda, audazmente desarrollada por alguien que se tomó el atrevimiento de abordar temáticas prospectivas con enfoques novedosos y arriesgados, intentando así derribar paradigmas para en su lugar ubicar otros nuevos…

Sea cual sea la opinión del lector, me sentiré personalmente satisfecho si este trabajo contribuye a ubicar el tema de la moneda telemática en la agenda mediática y política… Que así sea…

jueves, 22 de enero de 2009

Los cambios de moneda


El mercado de cambios no fue pensado para allí jugar a la ruleta, sino para otorgar liquidez en divisas a quienes necesitan de ella para hacer pagos en el exterior o para hacer inversiones en el exterior, y también para dar liquidez en moneda local a quienes cobran cuentas en el exterior, y a quienes repatrían inversiones y/o beneficios desde el extranjero, y a quienes son foráneos y desean hacer pagos locales o inversiones locales, etcétera, etcétera…

El mercado de cambios ciertamente no debería ser un ámbito propicio para la especulación, pues los especuladores que eventualmente allí actúan en muchos casos son ganadores, en muchos casos obtienen beneficios, y la riqueza así obtenida no es en contrapartida de un aporte sustantivo y positivo en trabajo de algún tipo o en ideas de algún tipo o en logística de algún tipo o en creaciones de algún tipo… Por el contrario, cuando los especuladores ganan en el mercado de cambios, no es porque ellos generan riqueza de la nada, no es porque ellos hayan aportado algo sustantivo y positivo a la sociedad que los cobija, sino que es porque directa o indirectamente consiguieron sustraer riquezas a otros… y esos otros integran una larga lista en la que podrían destacarse: (1) especuladores no tan afortunados, y (2) actores del sector productivo, y (3) actores del ámbito estatal, y (4) actores del sector financiero, y (5) fondos de inversión, y (6) simples trabajadores endeudados, y (7) simples pequeños ahorristas, etcétera…

Por poner énfasis en alguna parte, pongamos atención en los mal llamados fondos de inversión… Y decimos mal llamados fondos de inversión, pues por ejemplo y en todo caso ellos merecerían ser llamados fondos de inversión y especulación…

En efecto, es muy lícito que los pequeños ahorristas y que los organismos de previsión social entreguen el manejo de sus dineros a un determinado mecanismo especializado, desde el cual se pueda hacer un uso mucho más técnico de estos recursos, diversificando riesgos, y también, y también escalonando reintegros, promoviendo inversiones sanas dentro y fuera de fronteras, participando en negocios o en emprendimientos que por su complejidad y envergadura no están al alcance de cualquiera, etcétera, etcétera… Así, los trabajadores podrían asegurarse mayores pensiones después de su retiro… Así, los pequeños ahorristas podrían paulatinamente incrementar sus ahorros en una forma lícita… Así, los pequeños inversionistas disminuirían riesgos y se evitarían muchos dolores de cabeza…

Pero no, los administradores de fondos de inversión entienden que lo que se espera de ellos es máxima rentabilidad, máximos beneficios, máximas ganancias, y en consecuencia es usual que compongan sus portafolios de colocaciones tanto con inversiones genuinas de mediano y largo plazo, como con manejos especulativos de corto plazo y cortísimo plazo…

Sin duda hemos construido un tejido socioeconómico que favorece el comercio, que favorece del progreso económico y social, que también favorece la investigación en ciencias básicas y en tecnologías aplicadas, pero que también es caldo de cultivo para las actividades especulativas e ilegales…

¡Y luego nos quejamos de las burbujas especulativas y de las recurrentes crisis financieras!…

¡Y luego nos quejamos que en el año 2008 se haya utilizado el dinero de los contribuyentes para el apresurado y desordenado rescate de algunas instituciones bancarias quebradas!…

Las burbujas especulativas y las crisis financieras y ciertamente también las actividades ilegales con evidencia están ellas en auge, así como también lo está el comercio internacional, y así como también lo están algunas otras actividades socioeconómicas generales, y todo lo que ha ocurrido era de esperar, puesto que hemos construido un tejido sociofinanciero que permite y que privilegia este tipo de cosas, que permite y que premia a quienes especulan… y a quienes despliegan comportamientos no del todo lícitos… y a quienes se dejan corromper por un puñado de billetes…

Recordemos esa muy sabia expresión popular: La ocasión es lo que hace a un ladrón…

Según su estadio de desarrollo y sus características, el sistema capitalista ha recibido diversos motes entre los que se destacan los siguientes… capitalismo inicial o precapitalismo, capitalismo primitivo y salvaje, capitalismo colonialista de segunda época, capitalismo neocolonialista, capitalismo imperialista, capitalismo socialdemócrata o de bienestar, capitalismo neoliberal, capitalismo unipolar, capitalismo multipolar, capitalismo emprendedor, capitalismo monopolista y multinacional, capitalismo concurrencial-emprendedor, capitalismo anarquista y sindical, capitalismo de partido, etcétera, etcétera…

Por cierto, tampoco han faltado los motes asociados con visiones futuristas y más o menos utópicas, como por ejemplo el capitalismo comunitario defendido hacia fines del siglo XX por Agustí Chalaux de Subirà, o como por ejemplo el capitalismo paternalista-social así como el capitalismo digital y telemático propuesto por el Grupo Carlos Cúdita…

Pero con certeza el capitalismo especulativo… es la fase del capitalismo en la que nos encontramos en la hora presente…

Monnaie télématique


Bien sûr, d’accord, entendu, la monnaie électronique n’est pas quelque chose de palpable, c’est à dire, la monnaie électronique, elle, c’est un titre de payement sans base matériel…

Bien sûr, la monnaie électronique est un moyen de paiement qui s’ajoute aux autres moyens de paiement actuellement en cours d’utilisation…

Mais la monnaie électronique est un premier pas vers la monnaie télématique, la monnaie scripturale généralisée, et traitée elle par l’intermédiation et à l’aide des réseaux de transmission de données…

À mon avis, la monnaie télématique est clairement une nouvelle forme de monnaie, qui tiendra sans doute une importante fonction dans la structuration sociale des années qui viendront…

À tous ceux qui s’intéressent sur ce sujet particulier, je recommande vivement consulter le site http://www.bardina.org/ maintenu et géré par le Centre Joan Bardina, institution qui a été impulsée et soutenu par Monsieur Agustí Chalaux de Subirà et aussi par Madame Magdalena Grau Figueras…

Là, à cette endroit, à cette emplacement virtuelle, on trouvera quelques documents qui éclairent la question déjà indiquée, et rédigés en espagnol, et aussi en français, en italien, en anglais, etcetera…

¿Todo estará tan mal que poca cosa se puede cambiar?


Recorriendo las noticias en los periódicos digitales, y recogiendo los temas de agenda de la propia realidad nacional, las personas tienden a desanimarse y a deprimirse…

Realmente el cúmulo de problemas y la envergadura de los mismos son ellos enormes, y las soluciones parecen no estar a la vista…

En lo personal por cierto tiendo a comprender los estados de ánimos que así se generan… Y no es para menos… Al percibir el panorama general, el desánimo cunde en las personas que aún cuidan su moralidad y su ética…

Creo que lo que hay que entender es que con la actual organización social de base muchos problemas son de imposible solución…

Creo que lo que hay que entender es que debemos tener la inteligencia y el coraje de introducir reformas estructurales profundas en nuestra estructura de convivencia…

Creo que lo que hay que entender es que las soluciones pueden venir poco a poco, siguiendo algunas de las sugerencias propuestas por Agustí Chalaux de Subirà…

Creo que lo que hay que entender es que muchos problemas pueden ir progresivamente reduciéndose y atenuándose, de la mano de la introducción de la moneda telemática, de la mano de la introducción de la moneda nominativa y digital…

La clave perfectamente puede radicar en el uso masivo y generalizado del dinero telemático, en los distintos ámbitos nacionales, y muy especialmente también en el ámbito internacional…

Escuchemos las voces que surgen desde el Centro de Estudios Joan Bardina, y al menos estudiemos y evaluemos la factibilidad y la conveniencia de estas propuestas…

Y hagamos esta tarea, y desarrollemos estos debates, con el apoyo cómplice de los medios masivos de comunicación social…

Si el tema de la moneda telemática no es introducido de lleno en la agenda cotidiana de los órganos de prensa, si los medios de comunicación masiva no se ocupan en cierta medida del dinero telemático, del dinero digital y nominativo, muy probablemente las verdaderas y definitivas soluciones aún tardarán bastante en llegar, y la prédica del Centre d’Estudis Joan Bardina continuará como hasta el presente, como una curiosidad, como una serie de ideas novedosas y originales y utópicas con circulación casi exclusiva en estrechos círculos académicos…

martes, 13 de enero de 2009

Las políticas fiscales no están respondiendo a los desafíos; debemos abandonar la ortodoxia fiscal


Diferentes países implementan sus políticas fiscales y sus estrategias impositivas de maneras diferentes, y obviamente las consecuencias o los efectos son diferentes en uno u otro caso.

De todas formas y desde mi óptica, y desde mi enfoque personal, todas las actuales estrategias fiscales aplicadas en las diferentes naciones del mundo tienen varios puntos en común: (1) Implementan mecanismos administrativo-recaudatorios de mediocre calidad, (2) Los efectos en la economía a veces son inciertos, fruto de las inconsistencias y de los desaciertos, (3) Las políticas fiscales no logran ser convenientemente finalistas, (4) Las bases imponibles en muchos casos no están bien constituidas y no responden a criterios sociales, (5) Los costos de administración de la estructura fiscal son elevados, (6) En muchos casos los sistemas son de difícil y compleja respuesta por parte de los contribuyentes, exigiéndoles atención respecto de vencimientos y respecto de formas de pago, exigiéndoles también declaraciones juradas y aún el cálculo de los propios impuestos a pagar, asuntos todos que recargan al usuario y le restan tiempo y energía que podría estar destinada a la producción y/o al esparcimiento creativo y/o a la reflexión crítica y/o a la propia formación cultural y profesional, (7) En los sistemas fiscales actuales se comete el peor de los desacierto sociales, la peor de las injusticias sociales, en el sentido que no se logra eficiencia en cuanto al combate a la morosidad fiscal y a la evasión fiscal, aspectos que sin duda constituyen la peor de las injusticias, pues ya no es que se le solicite un esfuerzo fiscal paritario tanto a ricos como a pobres, sino que algunos ricos casi no pagan impuestos porque evaden, mientras que algunos pobres se avivan, pasan a la informalidad, y directamente dejan de pagar impuestos.

¿Qué hacer? ¿Qué actitud tomar? Puesto que impuestos hay que cobrar. Puesto que sistemas fiscales tiene que haber.

En mi modesta opinión se requiere una profunda y completa reforma de los sistemas fiscales, orientando la recaudación de los impuestos para que ella sea contemporánea con los actos y hechos gravados, recaudación que debe estar intensamente automatizada, que debe ser de cobro compulsivo a través de mecanismos de débitos en cuenta, que debe eliminar figuras intermedias como el del agente de retención, y que debe desligar a los contribuyentes del cálculo de sus impuestos y aún de preocuparse por pagar los mismos.

Todas estas nuevas características de los sistemas fiscales que en un análisis superficial parecen tan utópicas, serán perfectamente posibles en la futura sociedad telemática controlada a través del dinero telemático. Y para una profundización de estos conceptos, me remito a las informaciones y documentos ya disponibles en los espacios web de la serie Digimundo. Información equivalente y tal vez de consulta más cómoda también se presenta en las publicaciones realizadas por Ediciones Cúdita; estas publicaciones son de distribución gratuita en su formato digital, y pueden ser solicitadas a: cudita1@yahoo.es

Y una cosa más. Se dirá bueno, las soluciones finales están muy lejos en el horizonte pues probablemente la sociedad telemática en su versión madura recién estará disponible luego de pasadas tal vez varias décadas y aún varios siglos. Bueno, puede ser que la expresión madura de la nueva organización social que estoy imaginando tarde bastante en ser alcanzada, pero reformas preparatorias pueden ser implementadas en forma inmediata y no necesariamente al unísono en muchos países, y por tanto hará falta tal vez un año para el estudio de las soluciones legislativas y administrativas, y la aplicación luego podría darse en forma casi inmediata y con resultados tangibles observables en forma casi inmediata.

domingo, 11 de enero de 2009

La utopía del mercado libre


El mercado es el espacio socioeconómico donde los distintos agentes económicos acuerdan y formalizan los intercambios de mercaderías, de servicios, y de derechos.

En las épocas primitivas y antes de la aparición del dinero, los humanos fueron progresivamente desarrollando distintas formas de concretar y de desarrollar estos intercambios, partiendo de concepciones muy primarias en las que simplemente se compartían recursos y conocimientos, y luego definiendo formas de trueque algo más evolucionadas, y sobre bases que intentaban ser un poco más equilibradas y racionales.

Con la aparición del dinero, ciertamente se dio un importante impulso al intercambio mercantil, al introducir la medida en los intercambios, y también al independizar en algún sentido esos intercambios de la casuística muy particular de disponibilidades y de necesidades de los diferentes agentes económicos. En efecto, al constituirse el dinero en una contrapartida valorada y aceptada por todos, en cierto momento un determinado agente económico perfectamente podía llegar a obtener mercaderías y/o servicios y/o derechos, y como contrapartida solamente dar dinero a cambio, sin necesidad de que en ese mismo instante y lugar tuviera él mismo que ceder una cantidad equivalente de bienes y/o de servicios y/o de derechos. Así, se podía establecer una circulación más generalizada de esa riqueza (bienes, servicios, y derechos), con un mayor grado de libertad en cuanto a tiempo y a lugar, regulando dicha circulación de recursos en base a un contraflujo monetario, regulando esa circulación mercantil en base a una contracirculación dineraria, en base a una contracirculación monetaria.

Nótese que en el marco de una economía dineraria, un agente económico perfectamente podría obtener bienes y/o servicios y/o derechos aún cuando no dispusiera de dinero, ya que a cambio podría extender una promesa de efectivamente dar ese dinero pero en un futuro más o menos próximo o lejano (formalizándose así un crédito, formalizándose así una obligación para una parte y un derecho para otra parte). Por cierto, un intercambio en circunstancias como las que vienen de señalarse, eventualmente también podría desarrollarse en dos etapas, ya que en una primera instancia ese agente económico podría obtener dinero contante y sonante a cambio de una promesa de restitución del mismo en una fecha más o menos próxima o lejana (formalizándose así un préstamo), y luego, en posesión de ese dinero efectivo, podría comprar los bienes y/o los servicios y/o los derechos que necesitara o que por alguna razón le resultaran convenientes.

Y a la inversa, un agente económico también podría llegar a tener interés en inyectar bienes y/o servicios y/o derechos en el flujo comercial, recibiendo a cambio cierta cantidad de dinero (recibiendo a cambio el equivalente en especies dinerarias), aún cuando ese agente económico no tuviera estricta necesidad de ese dinero ni en el corto ni en el mediano plazo (por ya tener cubiertas todas sus necesidades de corto y de mediano plazo, y/o por tener aseguradas las mismas por otras vías). Ciertamente un comportamiento de este tipo de un agente económico podría ser razonable y conveniente, en la medida que el dinero fuera efectiva reserva de valor, es decir, en la medida que el dinero conservara su poder de compra en plazos más o menos largos. El agente económico así estaría ahorrando para un futuro, así estaría realizando una reserva para por ejemplo poder cubrir imprevistos, y/o para poder cubrir sus necesidades durante la vejez (época en la cual tal vez sus ingresos podrían verse disminuidos y/o sus necesidades podrían verse aumentadas). Nótese también que algunas reservas para el futuro también podrían ser realizadas en especies, aunque indudablemente esto tendría sus límites y sus inconvenientes, ya sea porque la guarda de esas especies podría llegar a ser complicada y/o riesgosa, ya sea porque esas especies podrían llegar a deteriorarse o a perder vigencia con el paso del tiempo.

Los intercambios comerciales por cierto tienen una historia muy larga, y desde la antigüedad clásica ellos se desarrollaron tanto en el ámbito local como en ámbitos más ampliados. Y así, poco a poco se fueron agrandando las distancias entre las zonas de producción o recolección y las zonas de consumo. Hoy día, con el gran desarrollo logrado en cuanto a las vías de comunicación y a los medios de transporte, el intercambio mercantil se ha globalizado, se ha mundializado. Y ciertamente con el gran desarrollo de Internet y de las comunicaciones en general, incluso hoy día también podemos decir que la propia circulación de muchísimos servicios ya es global y mundial, pues cada vez con más frecuencia se prestan servicios a distancia.

Con toda evidencia, determinadas teorías económicas fueron progresivamente surgiendo y enriqueciendo el acervo cultural de la humanidad, en forma paralela al desarrollo comercial, y dando lugar a debates más o menos radicales y apasionados. Particularmente en los últimos dos siglos, los «mecanismos de mercado» fueron endiosados por unos y demonizados por otros, al observarse por un lado notorios progresos en ambientes donde se liberalizaba y se desregularizaba el comercio, y al constatarse por otro lado diversas disfunciones en el entramado social, fruto de una muy desigual distribución de los recursos y de las oportunidades (situación que se decía tenía su origen en las llamadas formas capitalistas de producción y de mercadeo). El llamado «mercado libre» así como las «reglas de producción capitalsta», objeto de tantos debates y de tantas controversias, ciertamente durante mucho tiempo han estado en el ojo de la tormenta, en el centro de los debates.

En realidad el llamado «mercado libre» es un eufemismo, es una entelequia, pues en todos los mercados hay restricciones y regulaciones que por cierto influyen en la circulación comercial general así como en el comportamiento individual de cada agente económico. En efecto, el comportamiento de los agentes económicos está ciertamente condicionado por sus propios intereses y necesidades y caprichos, pero en dicho comportamiento también influyen las llamadas expectativas de mercado, las llamadas a veces sensaciones térmicas sobre la evolución económico-social, las que con toda evidencia tienen origen en lo que se transmite o en lo que se pronostica sobre la posible futura evolución de los mercados, a través del boca a boca y/o a través de los medios masivos de comunicación social y/o a través de otros mecanismos más o menos formalizados. La propia ignorancia de un agente económico en relación por ejemplo a precios o a oportunidades, así como su personal o particular conocimiento del mercado, y/o su personal o particular conocimiento de ciertos análisis técnicos y/o de ciertas estadísticas de negocios, por supuesto también es otro elemento que influye en el funcionamiento de los mercados; por tanto la cultura general de los agentes económicos así como sus respectivos niveles de riqueza, también son elementos que influyen sobre la marcha de los mercados y sobre sus niveles de actividad. Otros elementos que podrían incidir en el mismo sentido, son las prácticas económico-financieras innovadoras que eventualmente podrían instituirse, la elaboración de mejores informaciones estadísticas, la introducción de importantes restricciones y reglamentaciones en cuanto a la operativa comercial e incluso en cuanto a los niveles de producción o en cuanto al acceso a las materias primas y a los productos intermedios, etcétera, etcétera.

En resumen, el «libre mercado» entendido como el debilitamiento o la completa supresión de regulaciones o de reglamentaciones o de imposiciones, con la finalidad de que las transacciones sean el reflejo más puro y directo de la propia competencia entre los diferentes agentes económicos, sean el reflejo más puro y directo de los propios niveles de oferta y de demanda y de intereses contrapuestos, en realidad siempre ha escondido situaciones engañosas y distorsiones escondidas.

En la práctica, quienes son más fuertes y resistentes, quienes tienen menos urgencias y apremios, quienes tienen más información y experiencia, generalmente son quienes se han impuesto o quienes han sacado ventajas frente a los actores más débiles y desprotegidos, son quienes han logrado mejores condiciones para sí que quienes tienen menos cultura general y quienes enfrentan situaciones menos holgadas.

Las empresas grandes en muchos casos se imponen a las pequeñas, las absorben de una u otra forma, y/o le hacen competencia desleal hasta que logran fundirlas y sacarlas del mercado. Los empresarios en muchos casos están en situaciones más cómodas y extendidas, y algunos de ellos aprovechan esta posición para explotar y sobreexplotar a sus trabajadores. La publicidad inteligente o engañosa ayuda a manipular a los consumidores. Los monopolios y los oligopolios logran imponer precios en forma un tanto artificial, logrando así márgenes de ganancia muy superiores a los conseguidos en otras situaciones. Los proveedores de las instituciones estatales y de las empresas estatales, en muchos casos logran ganancias extras a través de mecanismos espurios tales como las coimas y las amenazas.

Injusticias y desarreglos económico-productivos de todo tipo se han producido desde épocas inmemoriales, y aún continúan produciéndose en el día a día, gracias a la ayuda cómplice de ese instrumento facilitador de los intercambios al que llamamos dinero. Y en la práctica el dinero es así tergiversado y apartado de sus nobles e importantes fines, por ser ésta una especie anónima, que en muchísimos casos permite esconder o camuflar transferencias que tienen su origen en ilícitos, otorgando así muy buena protección a delincuentes y a instigadores. El dinero anónimo por cierto tiene implícita una importante acción desestabilizadora y corruptora, la que tiene su origen en el permitido anonimato de su circulación. Perfectamente podríamos concebir la implementación de transferencias monetarias no anónimas, reduciendo o impidiendo así esa señalada acción desestabilizadora y corruptora, y sin que por ello se vieren afectados los objetivos más importantes y nobles asociados con la utilización del dinero.

Frente a esta realidad tan evidente y tan frecuente que rompe los ojos, del desarrollo floreciente y muchas veces impune de ciertas actividades especulativas y/o ilegales (narcotráfico, robos y rapiñas, delitos aduaneros, corrupción, defraudación fiscal, apropiación indebida, búsqueda y manejo de influencias, prácticas desleales de comercio, utilización de información confidencial y privilegiada para la obtención de ganancias extraordinarias o de ventajas de otra índole, espionaje industrial, etcétera, etcétera), muchos han optado por recomendar el reforzamiento de los controles (léase: el fortalecimiento de la policía, de la justicia, de los controles administrativos y burocráticos, de las penalidades para que así ellas actúen como un elemento disuasorio, etcétera).

En la práctica, la historia se ha encargado de demostrar que ni la instauración de verdaderas sociedades policíacas súper controladas, ni la implantación de sistemas preponderadamente estatistas y centralistas, han conseguido pleno éxito en el combate de los males antes destacados. Por el contrario, en estos sistemas la corrupción con frecuencia se enquista en los propios cuerpos policiales y aún en los sectores judiciales, y/o subrepticiamente se introduce en las propias cúpulas de poder, en las propias cúpulas gobernantes. Cierto, los llamados sistemas liberales y democráticos, con instituciones de fuerte arraigo y de muy correcto funcionamiento, y con completa separación de poderes, parecen responder un poco mejor a los desvíos que antes fueran enumerados, aunque por cierto también sufriendo en carne propia todos estos males.

Una opción muchísimo más realista y seguramente también más efectiva, podría consistir en implantar un sistema financiero-productivo-comercial, en el que la defraudación impositiva y aún la morosidad fiscal fueran prácticamente imposibles, en el que el comercio ilegal o informal también fuera casi imposible de concretar, y en el que la comercialización de cosas robadas también se encontrara muy dificultada o minimizada. Y si esto se pudiera lograr sin recurrir a férreos y atemorizantes controles, sino simplemente como un subproducto derivado de una nueva forma de implementación del dinero, por cierto eso sería ideal.

Según nuestro enfoque, según nuestra idea-fuerza, esto es perfectamente posible de implementar, aún dejando bastante libertad de iniciativa y de acción a los distintos agentes económicos, en la medida que cada transacción de mercado, por ínfima y cotidiana que la misma sea, quede ella plenamente documentada y registrada, y en la medida que además se responsabilice frente a la ley a los diferentes agentes económicos, tanto cuando ellos brinden información falsa, como cuando ellos causen perjuicios derivados de sus actos de mercado.

Además, a efectos de también implementar objetivos sociales en esta nueva estructura socio-productiva que estamos imaginando, cuando eventualmente algún agente económico tuviera muy magros resultados fruto de sus carencias de formación, y/o fruto de la mala suerte o de imponderables, etcétera, en niveles tales que pudieran llegar a afectar sus necesidades básicas para él mismo y/o para su familia a cargo, por cierto se debería dar entonces una asistencia personalizada a la o las personas que se encontraran en esta situación, pero al poder tener ahora acceso cómodo a la real situación de los diferentes agentes económicos, también sería posible dar a esas personas en situación difícil, una asistencia a medida y en los niveles estrictamente necesarios. Y también, si la situación de algunas de esas personas pudiera haberse degradado como consecuencia directa del engaño o del abuso de otros agentes económicos, también se podría llamar a responsabilidad a esos peces gordos, y eventualmente se podrían llegar a revertir los efectos negativos y exagerados que ellos contribuyeron a inducir.

Mercado en base al dinero, mercado regulado a través del dinero


Llamaremos mercado dinerario o mercado monetizado, al ámbito de intercambio en el cual las transacciones entre los diferentes agentes económicos son reguladas a través de especies dinerarias, o sea a través de una moneda única, o a través de dos o más monedas diferenciadas.

Por moneda debe entenderse una especie utilitaria o abstracta, cuyos lotes pueden ser fácilmente comparados unos con otros por aplicación de algún tipo de medida, especie utilitaria o abstracta que además sirve como patrón de comparación para valorar los utilitarios intercambiados (o sea, que además sirve como unidad monetaria, como unidad universal de medida de valor), que también actúa como contrapartida generalizadamente aceptada por los distintos agentes económicos a cambio de las especies utilitarias cedidas, y que también es reserva de valor (o sea, que su valor no se diluye en forma importante con el paso del tiempo).

Por lo tanto, al pasar de un mercado de trueque a un mercado dinerario, el trueque directo entre elementos utilitarios es usualmente y mayoritariamente sustituido por lo que podríamos llamar trueque monetario, o sea el trueque de utilitarios por dinero, el trueque de utilitarios por cierta cantidad monetaria, por cierto monto de dinero.

Como bien viene de señalarse, los mercados de intercambio, los ámbitos de intercambio, con toda evidencia no siempre fueron mercados monetizados.

Primitivamente en estos ámbitos únicamente se usaba el trueque de especies utilitarias, trueque en el que la valoración de las especies circulantes era simplemente intuitiva y totalmente subjetiva y cualitativa, y efectuada directamente por los agentes que participaban en el intercambio, basados en circunstanciales elementos de necesidad y oportunidad, y sin usar formalmente ninguna clase de patrón de comparación. Muy posiblemente este comercio primitivo también tenía un fuerte componente social, que en muchos casos tal vez era bastante más importante que la plusvalía utilitaria que agregaba a las partes. Podríamos llamar mercados de trueque simple, a los ámbitos donde se desarrollaron estas primitivas formas operativas de comercio.

Muy probablemente y antes de verdaderamente concretarse los mercados dinerarios, los mercados de trueque tal vez evolucionaron luego en dos posibles orientaciones.

Una de dichas orientaciones tal vez fue la introducción de algún tipo de comparación rudimentaria para valorar entre sí las principales especies objeto de los intercambios, o sea la introducción de algo parecido a un patrón de cuenta, pero manteniendo el trueque en todos sus aspectos, o sea manteniendo la transferencia contemporánea y en ambos sentidos de las cosas intercambiadas (de los utilitarios intercambiados), y sin uso de ningún elemento auxiliar o instrumento auxiliar parecido a lo que hoy día llamamos moneda. Muy probablemente las equivalencias entre ciertas especies utilitarias así eran establecidas en base a la tradición, y si bien así se fijaba un marco referencial de comparación, el mismo no siempre era aplicado al pie de la letra, por lo que ciertamente así no se constituía y aplicaba un verdadero patrón de medida.

Otra de las mejoras probablemente consistió en separar en el tiempo las cosas intercambiadas, fruto seguramente de urgencias de tipo práctico. Los antropólogos descubrieron rastros de lo que tal vez podrían ser rudimentarias formas de documentación de trueques diferidos (o sea de deudas), los que se registraban muy primitivamente con elementos comunes de diferente tipo reunidos en vasijas o envoltorios que parecerían hubieran sido selladas por dos partes participantes en un intercambio, a modo de firma. Estos antecedentes, de ser realmente cierta la interpretación aludida, serían especies de primitivos contratos de crédito de especies utilitarias, así documentando un derecho que en algún momento debía ser satisfecho.

Sin duda las monedas de cambio históricamente surgieron como resultado de una evolución social muy larga, a raíz de la cual se hizo evidente la conveniencia práctica de disponer de un instrumento de este tipo, a efectos de así impulsar los intercambios multilaterales, y a efectos de que así los mismos se realizaran de una manera más racional y equilibrada, con mayor grado de libertad respecto de las necesidades específicas de los humanos en cuanto a tiempo y lugar.

En los mercados de intercambio, los elementos que son objeto de esta actividad, son los bienes utilitarios escasos o de dificultoso acceso, así como los servicios y los derechos que de alguna manera tienen algún tipo de interés o de utilidad para algunos agentes económicos.

Cuando se introduce la medida en estos ámbitos, o sea cuando se introduce el dinero, cuando se introducen las unidades monetarias, surge lo que podríamos llamar valor de uso y valor de cambio de cada uno de los elementos utilitarios objeto de los cambios, ambos valores que podríamos imaginar pueden expresarse en unidades monetarias. Por cierto, el valor de uso es subjetivo y personal de cada sujeto, de cada agente económico. El valor de cambio de un elemento utilitario, por el contrario está vinculado con el mercado de intercambio en una determinada condición, y sería el valor expresado en unidades monetarias al cual se podría vender ese elemento utilitario en un determinado momento y en un determinado lugar. El valor de cambio es pues el valor mercantil de un utilitario, el valor de venta de un utilitario, el valor monetario al cual el utilitario sería factible de vender en condiciones normales y usuales, o al cual el utilitario es efectivamente vendido.

Ahora bien, evidentemente éste no es el fin de la historia, o sea los mercados dinerarios no fueron ni son la culminación inamovible e inalterable de este proceso evolutivo de los mercados comerciales. Las especies monetarias históricamente utilizadas hasta la fecha, ciertamente no inciden todas de la misma manera sobre la actividad económica, ya que la abundancia o escasez relativa de las mismas así como la abundancia o escasez de las especies comercializadas, indudablemente tiene incidencia sobre los precios, es decir, tiene incidencia sobre los valores de cambio de los elementos utilitarios, y los va haciendo evolucionar a lo largo del tiempo.

Es así que según las diferentes características y cualidades de las monedas y de su manejo, podemos diferenciar a los distintos mercados dinerarios en diferentes grupos o clases.

Como monedas de intercambio históricamente por cierto se han utilizado distintos patrones, entre los que pueden mencionarse tanto a las monedas-mercancía como a las monedas metálicas (fundamentalmente de oro y plata), ambas especies dinerarias a las que también podríamos llamar monedas de pleno contenido o monedas con valor intrínseco o monedas de valor pleno, ya que ellas mismas son especies utilitarias.

A estas primeras monedas de intercambio siguieron luego lo que podríamos llamar monedas con señoreaje, o sea monedas metálicas con mayor valor nominal que valor intrínseco, y luego surgieron las monedas-signo o monedas convertibles, o sea monedas de alguna forma vinculadas con los metales pero también con menor valor intrínseco que su efectivo respaldo, y a éstas siguieron luego las llamadas monedas inconvertibles o monedas fiduciarias o monedas-papel, las que en realidad ya no están ligadas directamente ni con el oro ni con ninguna otra mercancía, puesto que los precios del oro y de todas las otras mercancías básicamente son todos ellos fluctuantes.

Y aquí se cierra la lista de monedas materiales, la lista de unidades monetarias concretas, la lista de monedas con soporte material específico, sea dicho soporte la propia mercancía usada como patrón, sea dicho soporte las monedas metálicas acuñadas, o los billetes bancarios utilizados para materializar o representar a las monedas-signo y a las monedas fiduciarias.

Las monedas con soporte material específico son todas ellas monedas anónimas, son monedas que no anuncian quienes fueron sus anteriores titulares y quién es el titular actual. Los tenedores o poseedores de las mismas en principio son sus respectivos titulares (salvo documentación en contrario), y los cambios de titular del dinero tanto pueden quedar bien documentados como pueden no quedar documentados.

Ciertamente este tipo de monedas circulan en contracorriente del flujo comercial, y su forma principal de circulación es un pase de mano de un titular a otro, aunque obviamente, también hay en este caso distintas formas indirectas de permitir cambios de titular, y que la operativa comercial admite como válidas.

Llamaremos sistema monetario con moneda material, a un sistema monetario que maneja una única moneda material, a un sistema monetario basado en una moneda con soporte material específico; en estos casos, la acuñación de moneda (en el caso de utilizar moneda metálica) y la emisión dineraria (en el caso de utilizar moneda signo o moneda fiduciaria), son los procedimientos aplicados para aumentar la masa monetaria. Y por cierto, para disminuir la masa monetaria, habría que efectivamente sacar moneda de circulación, lo que según los casos podría hacerse destruyendo moneda (fundiendo moneda acuñada), o lo que podría hacerse recuperando billetes bancarios en circulación a través de la colocación de deuda pública, y dejando luego inmovilizado el dinero obtenido de esta forma.

Los sistemas monetarios con moneda material, por cierto tienen una serie de inconvenientes derivados precisamente de la forma de circulación de las especies dinerarias, la que básicamente es discreta o encubierta así como generalmente mal documentada, lo que con facilidad permite oscurecer o disimular una serie de ilícitos, tales como el narcotráfico, la corrupción administrativa, el tráfico de influencias, la comercialización de objetos robados, la evasión impositiva, la morosidad fiscal, el incumplimiento contractual, y toda una serie de otros ilícitos económicos.

El siguiente paso evolutivo en los mercados dinerarios por cierto fue la introducción de las monedas escriturales, a veces también llamadas monedas virtuales o monedas digitales o monedas-crédito o dinero-giral. Estas especies dinerarias no tienen un soporte material específico, y por tanto un sistema monetario escritural ciertamente tiene un mayor nivel de abstracción, y debe ser imaginado como un conjunto de cuentas bancarias, una para cada titular, una para cada persona física o jurídica que actúa como agente económico, y en donde en cada cuenta se indica el número de unidades monetarias de cada titular. En el caso de un sistema monetario basado en una moneda escritural, la forma de circulación de la misma es a través de transferencias bancarias, a través de transferencias entre cuentas, o sea a través de simples anotaciones, que para cada transferencia específica debita cierta cantidad de unidades monetarias de una cuenta bancaria, y acredita la misma cantidad de unidades monetarias en otra cuenta bancaria. Nótese que un sistema monetario de este tipo ha avanzado hacia un mayor nivel de abstracción y hacia un menor nivel de materialización, puesto que la ingeniería monetaria allí utilizada perfectamente podría admitir la existencia de cuentas bancarias sobregiradas. En los hechos, no hay ningún inconveniente en imaginar que la entidad responsable de un sistema monetario de esta clase también actúa como un operador más, y que entonces también tiene una cuenta bancaria de la que es titular. Así, la creación de moneda en un sistema monetario escritural puro, solamente podría ser concretada a través de sobregiros, los que según la reglamentación que fuere adoptada, sólo podría ser admitido para la cuenta especial de la entidad reguladora, y/o también admitido para un selecto grupito de agentes económicos. En un sistema dinerario con estas características, la masa monetaria en juego evidentemente sería igual al monto acumulado de todas las cuentas sobregiradas, valor que por cierto siempre sería igual al valor acumulado de todas las cuentas con saldos positivos.

Hasta hoy día en realidad nunca se ha aplicado un sistema monetario escritural puro, pues hasta ahora lo corriente es utilizar un sistema monetario de tipo mixto escritural-material, el cual de hecho es un sistema multimonetario, puesto que en él conviven una moneda material con varias monedas escriturales (una por cada institución bancaria), todas ellas con el mismo nombre. En este sistema bimonetarista o multimonetarista, la conversión entre la moneda material y una moneda escritural es siempre uno a uno y sin penalización, así como también es uno a uno la conversión entre dos distintas monedas escriturales. Y por cierto, en este caso hay creación monetaria tanto por emisión de moneda material, como por creación de dinero bancario (léase: de dinero escritural, de dinero crédito, de dinero giral; léase: de dinero telemático si es que esta especie fuera manejada con esta tecnología).

Nuestra propuesta para un mucho mejor control y gobierno de la economía, se centra en tener bien claras las diferencias existentes entre: (1) un mercado dinerario con moneda mercancía (2) un mercado dinerario metálico (un mercado dinerario con moneda metálica, con dinero de pleno valor), (3) un mercado dinerario con moneda signo (un mercado dinerario con moneda convertible), (3) un mercado dinerario fiduciario (un mercado dinerario con moneda fiduciaria, con moneda no convertible), (4) un mercado dinerario escritural puro (un mercado dinerario sólo con moneda escritural, sólo con moneda giral), (5) un mercado dinerario mixto escritural-material.

Muy bien, ahora corresponde señalar nuestra posición en cuanto a las posibles evoluciones futuras de los mercados dinerarios.

Con toda evidencia y como ya se dijo, los mercados dinerarios mixtos que simultáneamente usan moneda escritural y moneda material, y por cierto también los mercados dinerarios que solamente utilizan algún tipo de moneda material, permiten ellos una serie de desvíos indeseados (corrupción, actividades ilegales, evasión impositiva, etcétera, etcétera), lo que sin duda representa una sangría de recursos excesivamente importante, y que por tanto por lo general comprometen la parte más débil de nuestro tejido social, que son los grupos más empobrecidos y con más carencias en cuando a capacitación laboral y a cultura. La pérdida de recursos que se producen a raíz de esos desvíos y la que además se produce por mala administración, es demasiado importante, es excesivamente importante, y por tanto en general ello influye restando recursos a los diversos programas sociales.

¿Cómo podemos cambiar este estado de cosas?

En nuestra opinión, ello implica por un lado la creación y utilización de una verdadera moneda internacional para regular los intercambios internacionales de recursos, de forma de así constituir un sistema monetario internacional escritural, en el cual por cierto toda la operativa debería ser canalizada a través de computadoras y a través de convenientes redes de comunicación. El especial uso de la informática y de la telemática en dicho ámbito de intercambio, justifica que digamos que así se constituiría un sistema dinerario telemático, un sistema dinerario donde se usa una moneda escritural y telemática. Haciendo honor a John Maynard Keynes, por cierto excelente economista y pensador que en los años cuarenta propuso una moneda internacional a la que llamó bancor, en este y también en otros trabajo usaremos las denominaciones bancor telemático, bancor escritural, bancor virtual, bancor giral, o bancor digital, para referirnos a esta especial y posible moneda internacional escritural.

A nivel de los distintos sistemas monetarios nacionales, por cierto también se propone la utilización de monedas escriturales y telemáticas (una por cada país o por cada región monetaria).

Como se verá y dentro de esta concepción, la eliminación de las monedas con base material así sería total.

Bien, esta reseña sin duda ha sido breve, aunque esperamos que ella ayude al lector a mejor comprender la economía, y a mejor manejarse en cuanto a su accionar como agente económico y como demandante de reformas estructurales.

Con toda evidencia la humanidad está avanzando a pasos de gigante, puesto que los logros científicos y tecnológicos se suceden cada vez con mayor rapidez. Sin embargo, en muchos aspectos también parecería que retrocediéramos, también parecería que reculáramos y que involucionáramos.

La brecha entre familias ricas y familias pobres, cada vez se agranda más y más. Incluso las diferencias entre países ricos y países pobres, día a día se hacen ellas más y más sustantivas.

Y a pesar de los enormes avances de las ciencias médicas, ciertas pandemias arrecian y se agravan, especialmente en algunas regiones específicas del planeta como por ejemplo África. Y también las agresiones al medio ambiente y al clima global debido al exagerado consumismo y debido a las actividades industriales, día a día son ellas cada vez más y más palpables.

En la OMC no logramos ponernos de acuerdo. El Protocolo de Kyoto tiene un avance excesivamente lento. Y el aire en ciertas grandes metrópolis por momentos es casi irrespirable.

Con evidencia son tan divergentes y encontradas nuestras posiciones personales, que posiblemente sólo podremos llegar a una convivencia razonable, en la medida que logremos implantar un mejor ordenamiento de base. Y en nuestra modesta opinión, dicho ordenamiento fundamental es la economía telemática.

Intercambiemos ideas dialécticamente


Por cierto es muy necesario entre todos debatir ampliamente sobre los modelos de sociedades mercantiles más convenientes, para así poder construir una estructura social más respetuosa de los derechos humanos, con mayor justicia social, y también con un mejor ecologismo, con un mayor respeto al medio ambiente y al desarrollo sustentable.

Estrategias de mejoramiento social


Preferentemente llamamos revolución industrial y no proceso de industrialización, a los factores de cambio que intervinieron en el siglo XIX y a fines del siglo XVIII, y que realmente cambiaron en forma muy rápida y muy significativa nuestros niveles de producción, de consumo, y de bienestar.

Esperemos que podamos llamar revolución socio-financiera (o de alguna otra manera similar), a los desequilibrantes factores de cambio que podrían producirse en el siglo XXI, y que podrían ellos determinar un salto cualitativo espectacular en lo que se refiere al manejo de ciertas problemáticas sociales, las que en apretada síntesis enumeramos a continuación: (a) brecha entre ricos y pobres; (b) inequidades varias en lo que se refiere a educación, a cultura, y a empleo; (c) ocurrencia de ilícitos (violencia callejera, robos y rapiñas, narcotráfico, morosidad fiscal y defraudación fiscal, corrupción administrativa y política, incumplimientos contractuales, etcétera); (d) calidad de vida en cuanto al entorno social-familiar, y también con cuanto al entorno medioambiental.

Pero no seamos ingenuos. Si no hay cambios cualitativos en nuestra organización social y financiera, no podremos alcanzar mejoras sustantivas en cuanto a las problemáticas sociales recién señaladas.

Pensemos por ejemplo en los robos y las rapiñas. Estos asuntos no van a poder solucionarse con más policía y con mayores penas, sino con una nueva estructura socio-financiera que de hecho reduzca en forma drástica las posibilidades de obtener beneficios a través de los robos y de las rapiñas. ¡Por favor! Dejemos de hacer trampas al solitario. Dejemos de seguir jugando a los policías y a los ladrones.

Y otro tanto ciertamente también podríamos decir en cuanto a las otras enfermedades sociales antes enumeradas.

Recordemos ese dicho popular, que en el contexto de estas elucubraciones claramente se transforma en un emblemático adagio: “La ciudad que está más limpia, no es la que más se limpia, sino la que menos se ensucia”.

Con la implementación de reformas audaces y creativas, orientadas a reducir gastos improductivos, y/o a aumentar la productividad y la eficiencia en las estructuras estatales, y/o a racionalizar los manejos administrativos y financieros en amplios sectores de actividad, se posibilitaría la obtención de abundantes recursos para dedicarlos a los sectores más significativos y trascendentes: educación, investigación, salud, sanidad, alimentación, energía, desarrollo sustentable y amigable con el medio ambiente, estructuración equilibrada de relaciones sociales, mantenimiento de la diversidad lingüística y cultural.

He aquí un posible camino que tal vez nos pueda llevar hacia una estructuración social más plena, más equitativa y equilibrada, con mayores y mejores oportunidades para todos.

He aquí un camino que tal vez podamos transitar, en la medida que nos atrevamos a utilizar monedas telemáticas y escriturales.

Separación entre países, distanciamiento entre países


Mejor tratar de remediar o de atemperar las distancias entre países ricos y países pobres, que esperar hasta que ocurran grandes disturbios sociales y grandes desastres medioambientales.

El egoísmo humano así como los desequilibrios e inequidades de todo tipo, impiden de hecho las soluciones voluntaristas.

La solución podría ser avanzar hacia una economía telemática, en la que solamente se usara dinero telemático, en la que solamente se usara dinero escritural.

Y el primer paso en este sentido, bien podría ser introducir el dinero escritural en la propia economía internacional.

Problemas sociales y sistemas monetarios


Con toda evidencia, hoy día existen una serie muy grande de graves y extendidos problemas sociales, tales como el desempleo, la pobreza y la indigencia, la fractura social o segregación social, el alcoholismo y la drogadicción, la violencia familiar y callejera, la desigual distribución de recursos y de oportunidades, la muy despareja capacitación laboral que inevitablemente repercute sobre los ingresos de las familias, las variadas inequidades en cuanto al acceso a los servicios de salud, las injustas desigualdades en cuanto a cultura y a educación, la degradación del medio ambiente con sus secuelas en cuanto a calidad de vida y a problemas sanitarios, etcétera, etcétera, etcétera.

Y por tanto, de tener acceso a recursos abundantes, y de poder formular adecuados y eficientes planes operativos, sin lugar a dudas algunos de esos problemas podrían reducirse significativamente. Por ejemplo, de poder tener presupuestos mucho más generosos para la educación, a nivel general seguramente lograríamos mejorar el nivel cultural y la capacitación laboral, con lo cual a la corta o a la larga también mejoraríamos el nivel de ingresos de las familias.

Pero obsérvese que en base a lo recién afirmado, bien podría pensarse entonces que la falencia o la dificultad principal radicaría en no tener acceso a un financiamiento adecuado, seguro, y regular, así como en no tener o no poder aplicar estrategias sociales convenientes, para así poder efectuar un ataque frontal a algunas o a todas las importantes problemáticas antes enumeradas.

Con toda evidencia, la idea central emanada de esta presentación y de este razonamiento, obviamente es un tanto simplista e ingenua, y exageradamente idealista y utópica. El quid de esta cuestión, no está centrado exclusivamente en ausencia de voluntad política para otorgar los financiamientos adecuados, o eventualmente en ausencia de un decidido apoyo de la población para mejorar problemáticas sociales como las indicadas, sino que este asunto tiene raíces bastante más profundas y complejas.

Los recursos humanos y materiales por cierto son limitados, y un adecuado y conveniente financiamiento de programas sociales (léase: y una adecuada reserva de recursos para bien atender urgencias sociales y medioambientales) no podrá ser obtenida únicamente con una más adecuada distribución de recursos en el seno del tejido social, acompañada con una mejor sensibilización general en cuanto a los sentimientos de solidaridad con el prójimo y con las futuras generaciones; seguramente también será necesaria una mejor administración y una mejor logística a nivel general, para así o de alguna otra forma obtener recursos adicionales para poder aplicarlos a los planes sociales. Mejor administración y gestión, mejor logística socio­productiva, menores despilfarros e ilegalidades, son las premisas que están pidiendo aumentar la eficiencia y disminuir los desvíos a muy diferentes niveles y en grados importantes, para así permitir la liberación de importantísimos recursos que a su vez permitan mejor atender las necesidades sociales así como otras importantes cuestiones para la comunidad mundial, como por ejemplo un mayor respeto al medio ambiente y a la naturaleza (una mejor gestión del medio ambiente y de la naturaleza y de la biodiversidad, para así posibilitar un desarrollo más sustentable).

Y así, con esta idea, evidentemente no estamos afirmando algo muy novedoso y original, como bien podrá pensar el lector que sepa historia. La revolución industrial iniciada en el siglo XVIII, obviamente no hubiera sido posible, sin la importante acumulación y generación de recursos que tuvo su origen en las explotaciones feudales, donde los cambios tecnológicos y logísticos (entre ellos el cercamiento de los campos y un más inteligente relacionamiento entre señores feudales y siervos) sin duda fueron los que permitieron un mucho mejor rendimiento productivo a la par que liberalizaron mano de obra, a la par que liberalizaron importantes recursos humanos que debían encontrar empleo en otra parte, que debían encontrar ingresos y sustento en otras actividades.

Pero si la corrupción administrativa y política continúa en los niveles actuales, tal vez poca cosa a nivel general podrá obtenerse hoy día en cuanto a mejoras sociales, pues los avances que en algún sentido se consigan, serán en buena medida compensados por esa sangría importante y permanente derivada de las coimas, del tráfico de influencias, y de los contratos arreglados (lo que de una u otra forma es predatorio, lo que de una u otra forma no solamente desvía recursos sino que además provoca exageradas ineficiencias y despilfarros).

Pero si el narcotráfico continúa en los niveles actuales, tal vez poca cosa a nivel general podrá obtenerse hoy día en cuanto a mejoras en la atención médica, pues los avances que en algún sentido se consigan, serán en buena medida o en alguna medida compensados por esa sangría importante y permanente derivada del tratamiento de las adicciones así como de ciertas consecuencias asociadas a ellas, como lo son por ejemplo las infecciones por VIH-Sida, y como también lo son por ejemplo la violencia y la rapiña con origen en la desesperación de los adictos.

Y algo muy similar también podría afirmarse, si el tráfico de armas continúa sus operaciones como en el presente, o si nada se hace por abatir la especulación de pequeña escala así como los espectaculares desfalcos y las grandes crisis especulativo-financieras, o si los robos y las rapiñas continúan su curva ascendente, o si el contrabando continúa en auge así restando aranceles aduaneros a los distintos Estados, o si continúa el irracional modo productivo actual que se desarrolla con poco respeto al medio ambiente, etcétera, etcétera.

Y también algo similar podría decirse respecto de algunas otras de las problemáticas sociales o de las falencias que antes fueron enumeradas.

Es completamente ilusorio querer tapar algunos agujeros para que así entre menos agua al casco, en la medida que existan importantes hendiduras en el mismo por las que el agua penetra a borbotones.

¿Cómo mejorar este estado de cosas? Bueno, en líneas generales pensamos que primero es necesario poner orden en la casa, que primero es necesario mejorar el ordenamiento social.

El completo abandono del dinero signo y del dinero fiduciario a favor del uso exclusivo del dinero escritural y telemático podría ser un gran adelanto.

En efecto, con el dinero telemático cada agente económico (persona física, empresa, institución) podría llegar a tener un mejor control sobre sus recursos dinerarios, pues su disponibilidad total estaría claramente establecida a través del saldo de su respectiva cuenta dineraria, en donde además estarían detalladas todas sus transacciones, por pequeñas y cotidianas que ellas fueren. Además, este sistema se presta de maravilla para su tratamiento a través de la telemática, a través de la computación y a través de extendidas redes digitales de comunicaciones. Pero por otra parte, adosando conveniente información extracontable a los movimientos en estas cuentas, los titulares podrían tener un mucho mejor seguimiento y control sobre sus gastos y sobre sus inversiones y sobre sus ahorros.

Pero además y a nivel general, el propio Estado (léase: el propio controlador de este avanzado sistema financiero) también reforzaría sus posibilidades de evaluación y de control. En efecto, a través de la recién mencionada información extracontable y a través de los registros en esas cuentas dinerarias personales, sería posible hacer un mejor seguimiento de las diferentes cadenas de pago, lo que precisamente permitiría una mejor detección de las actividades ilegales (puesto que cada transacción estaría mucho mejor documentada, y puesto que todas las transacciones estarían obligadamente documentadas). Incluso en este contexto sería posible la recaudación fiscal casi totalmente automatizada, lo que por cierto representaría una ventaja enorme; burocracia pública en baja, morosidad fiscal en baja, evasión fiscal en baja, y también gerenciamiento simplificado para ambas partes, y también gerenciamiento simplificado tanto para contribuyentes como para los organismos de recaudación fiscal y de control fiscal.

Pero además, hay otro importante elemento que se escapa a un completo y total control estatal, y es la creación de dinero bancario, actividad que como se sabe hoy día es realizada por entidades privadas, puesto que en muchos países se admite la existencia de instituciones bancarias privadas.

En efecto, véase que cuando se usaba exclusivamente dinero de pleno contenido, tal vez el Estado o quien cumpliera esta función, podía darse el lujo de permitir la acuñación monetaria tanto a otros Estados como incluso eventualmente a entidades privadas, y si las estructuras de gobierno incursionaron en esta actividad de creación de dinero con valor intrínseco, fundamentalmente fue por razones de prestigio (como en el caso por ejemplo del imperio romano allá en la antigüedad clásica).

Pero como se sabe, desde el milenio –I a la fecha las cosas evolucionaron. Del dinero de pleno contenido luego se pasó al dinero con señoreaje, y luego al dinero signo, al dinero convertible, y en muchos casos los Estados dejaron la emisión monetaria en manos de entidades privadas, hasta que finalmente se tomó conciencia de la importancia de esta cuestión, y entonces los Estados monopolizaron completamente la creación monetaria a través de acuñaciones y de emisiones, las que hoy día ciertamente se encuentran concentradas en los llamados Bancos Centrales o Reservas Federales.

Sin embargo, hoy día los bancos comerciales continúan creando dinero a través de lo que se llama dinero bancario o dinero crédito o dinero escritural, y ello es permitido y tolerado por los Gobiernos probablemente porque aún no se ha tomado real conciencia de la importancia estratégica de esta cuestión.

Muy probablemente, cuando los Bancos Centrales dejen de utilizar el dinero fiduciario actual para a nivel general usar exclusivamente el dinero telemático y escritural, tal vez recién ahí se tomará real conciencia de la importancia de esta cuestión, y tal vez recién en ese momento el Estado se decida a también monopolizar buena parte de la actividad financiera.

En ese futuro y probable escenario, los bancos comerciales no tendrían porqué desaparecer, pues podrían quedar dentro de la intermediación financiera, pero con posibilidad de únicamente prestar los dineros que los particulares le confiaran, y sin posibilidades de aplicar ningún procedimiento de creación dineraria tal como lo hacen hoy día (o sea imponiendo que las instituciones bancarias tengan una cobertura integral de sus depósitos a la vista, y también imponiendo una cobertura que a lo sumo sea uno a uno entre sus préstamos y sus depósitos a plazo fijo).

En lo personal y en ese hipotético escenario, pensamos que incluso el rol del Estado de ser prestamista de última instancia o de último recurso del sistema bancario también podría ser revisado y suprimido. En efecto, ese juego tan característico del sistema bancario que recibe depósitos de corto plazo y que da préstamos de más largo plazo, por cierto también podría estar sujeto a revisión, y en lugar de que el Estado fuera el garante ante situaciones de emergencia derivadas de esta operativa, bien podrían ser los propios depositantes quienes cumplieran ese rol.

La actual organización económica ultraliberal está destruyendo las posibilidades de poder vivir en un mundo mejor, más justo, más solidario, más equitativo, más ecosustentable, pero lo que en el modelo actual está rotundamente equivocado, no es la gran libertad de emprendimientos en la base, y no es la propiedad privada de los medios de producción y la libertad de empresa, sino en nuestra opinión es la absurda ingeniería financiera que es aplicada.

El sistema bancario y los procedimientos de creación dineraria son los grandes responsables de los desequilibrios sociales y de las crisis financieras recurrentes, ya que con sus variados malabarismos operativos oscurecen la comprensión sobre las cuestiones económicas, y generalmente permite a los banqueros quedarse con la parte del león, es decir, permite que los banqueros actúen según sus propios intereses y sin pensar para nada en el interés general, obteniendo así beneficios demasiado importantes que no están acordes con sus efectivos aportes y con sus riesgos.

Son los banqueros y las instituciones bancarias quienes deben estar sentados en el banquillo de los acusados, y no el sistema capitalista en su conjunto. Es la actual versión del sistema productivo-financiero capitalista la que debe ser criticada, y dentro de ella principalmente se debe enjuiciar al sector bancario y a los procedimientos de creación dineraria, pues ellos sin duda son los que deterioran la calidad social de nuestra estructura de convivencia, y no tanto el propio sistema capitalista de producción y de asignación de recursos.

En efecto, dentro del actual sistema capitalista de producción y consumo, no está mal que cada cual vele por sus propios intereses y que cada cual tenga iniciativa de emprendimiento, pues ello es lo que dinamiza la actividad económico-productiva, permitiendo una alta tasa de innovaciones y una importante mejora en los rendimientos. Claro, aquellos agentes económicos que así obtengan beneficios sumamente importantes, bien podrían compartir su bonanza con la sociedad toda, pero no a través de iniciativas caritativas-personales-discrecionales, sino a través de una correcta aplicación de un buen sistema impositivo, que fuera justo, que no desalentara ni la inversión ni la constante búsqueda de mejor rentabilidad, que tampoco permitiera ni la morosidad fiscal ni la elusión fiscal, que desalentara el deterioro del medio ambiente como consecuencia de las actividades productivas y de consumo, pero que también así permitiera la obtención de recursos (vía ingresos fiscales) para destinarlos a programas sociales y al funcionamiento del propio Estado.

Bien, pero la actividad de la creación dineraria no debe estar sujeta a este esquema liberal, sino que debe quedar reservada exclusivamente a la órbita estatal cualquiera sean sus formas operativas, o sea tanto cuando hay creación dineraria a través de emisión fiduciaria, como cuando hay creación dineraria a través del llamado dinero­crédito o dinero­escritural.

Para que en un determinado espacio económico exista estabilidad económico-financiera, es decir para que allí no existan importantes efectos inflacionarios o deflacionarios, y/o para que allí desequilibrios de otro tipo no existan o sean más reducidos, conviene que la masa monetaria se encuentre muy ligada a los niveles del comercio, de la producción, y del consumo. Ahora bien, si la población crece en ese espacio social (con lo que concomitantemente también deberán crecer al menos las necesidades básicas) y/o si allí la actividad económica aumenta, obligadamente la masa monetaria también deberá aumentar en una proporción acorde, pues si lo hiciera en una proporción exagerada ello seguramente provocaría inflación de precios, y si por el contrario lo hiciera en menor proporción que la necesaria, ello en mayor o menor grado dificultaría la propia actividad económica, tendiéndose entonces a restablecer el equilibrio a través de reducción de precios y/o a través de menores niveles de consumo, lo que ciertamente repercutiría negativamente en el corto plazo afectando la actividad económica a la baja.

Muy bien, pero este razonamiento y esta observación son aplicables tanto a nivel nacional como a nivel del propio intercambio internacional. En una primera instancia pensemos pues en los mecanismos monetarios que sería conveniente implantar a nivel internacional, obviamente utilizando para ello una verdadera moneda internacional, una verdadera moneda mundial, especie dineraria que ciertamente concebimos que sea de tipo escritural, y que como en otros de nuestros trabajos aquí llamaremos bancor telemático o bancor digital o bancor virtual.

Concebimos pues que debiéramos tener una serie de cuentas dinerarias, una para cada Estado o una para cada zona monetaria, a las que por conveniencias de presentación de ahora en más llamaremos cuentas c-e. Además, obviamente también sería conveniente tener ciertas cuentas especiales, como por ejemplo una para la institución administradora de este nuevo sistema (cuenta c-a), otra para el operador de este nuevo sistema (cuentas c-b1 y c-b2), y otra para cada uno de los organismos internacionales (cuentas c-o). Por cierto, dentro de cada una de estas cuentas dinerarias, podrían ser definidas todas las subcuentas que pudieran ser de interés para cada titular (en esto no tendría por qué imponerse ninguna restricción especial, pues estas divisiones serían para un mejor manejo de cada titular).

El nuevo sistema financiero internacional estaría así constituido por este conjunto de cuentas dinerarias expresadas todas ellas en bancores telemáticos, expresadas todas ellas en bancores virtuales (cuentas c­e, cuentas c­o, cuenta c­a, y cuentas c­b1 y c­b2), así como por una especial ingeniería financiera y de registro.

Ahora bien, dentro de este esquema perfectamente podríamos por ejemplo pensar que la creación de dinero se efectuara por sobregiros de la cuenta c-a. Ciertamente en lo personal no es lo que nos parece más conveniente para regular los intercambios internacionales. En este caso lo más adecuado parecería ser ligar la creación monetaria a la propia actividad económico-comercial internacional. Y así, la masa monetaria se aumentaría y se reduciría según se fueren desarrollando las distintas transacciones.

En efecto, una exportación de mercaderías sin duda es una inyección de recursos no dinerarios en la circulación internacional, y por tanto debería generar un crédito expresado en bancores telemáticos, y allí estaría el dinero telemático creado y cedido como contrapartida de los recursos mercantiles traspasados, monto que sería acreditado en la correspondiente cuenta c-e del área de exportación. En este nuevo sistema monetario internacional, la contrapartida dineraria de ese crédito sería una deuda de igual monto de bancores digitales imputada en la cuenta c-e del área monetaria que recibe los recursos mercantiles traspasados.

Muy bien, entonces: ¿cómo se cerraría el circuito al interior de las economías nacionales que en el caso planteado serían las que importan y exportan esas mercaderías? Pues muy sencillo, los bancores virtuales serían convertidos a la moneda escritural local, a la tasa de cambio fijada en cada localidad por la autoridad competente, y ese monto dinerario sería el que oportunamente se exigiría al importador, o el que se daría al exportador (según el caso). Por cierto, a ese monto dinerario exigido o proporcionado, correspondientemente se le aumentaría o se le deduciría (según el caso) los gastos administrativos y cambiarios que pudieran corresponder, así como los aranceles aduaneros a importaciones y exportaciones, y también los seguros y fletes internacionales, los gastos de despacho y tramitación, etcétera. Nótese que el despacho mercantil internacional que detallaría los valores materiales transferidos, perfectamente podría ser un documento contable digital, que quedaría asociado a todas las cuentas dinerarias involucradas en esta operación, tanto a las cuentas escriturales en el nivel internacional, como a las cuentas escriturales locales. Este documento electrónico que aquí hemos llamado despacho, actuaría así como documentación de la transacción y también como orden de traspaso monetario, y por este lado es que se lograría un mucho mejor ordenamiento del espacio económico. Precisamente la separación tácita entre facturas y recibos de pago, de sus correspondientes transferencias dinerarias, sin duda es lo que desorganiza el espacio económico, y lo que permite todo tipo de ilícitos, de mentiras, de ocultamientos, y de abusos.

En relación a otras transferencias internacionales, como ser transferencias de servicios, transferencias de capitales, transferencias de ayudas familiares, donaciones, transferencias dinerarias para gastos de estadía y gastos varios fuera de la localidad (léase: turismo foráneo), etcétera, todas ellas podrían implementarse de una manera similar a la indicada, y también utilizando documentos contables digitales tales como despachos de servicios, despachos de capitales, despachos de ayudas familiares, despachos para pagos foráneos, etcétera.

Muy bien, pero veamos ahora un poco más de cerca la operativa financiera a aplicar para cada uno de estos despachos digitales internacionales, que documentan las transferencias internacionales de recursos dinerarios en contracorriente al flujo de recursos no dinerarios. Bueno, ciertamente las posibilidades son muchas, tanto en cuanto a las tasas administrativas a ser aplicadas como en relación a otros elementos.

Personalmente nos inclinamos a proponer que exista una tasa administrativa única y muy baja aplicable al monto total de cada despacho, y que esos fondos se vayan acumulando en bancores virtuales en la cuenta c-b2, con destino a cubrir determinados gastos operativos.

Por otra parte y como a través de toda la operativa de intercambio algunas de las cuentas c-e podrían estar sobregiradas, lo lógico sería imponer topes de sobregiro a todas las cuentas c-e. Dichos topes surgirían de un acuerdo internacional, y lo lógico sería que fueran calculados a través de una fórmula paramétrica en base al PBI del país en cuestión, y también teniendo en cuenta otros indicadores, como por ejemplo última balanza comercial anual, última balanza anual de pagos, monto de exportaciones en el último año, etcétera. Estos topes en ningún caso podrían ser rebasados, y en caso que un país se acercara peligrosamente a este límite, ello sería motivo para un análisis detallado de esta situación (por ejemplo por parte del FMI); fruto de este análisis se acordarían las soluciones a adoptar, ayuda especial, préstamo, condicionamientos varios, etcétera.

Lógico es imaginar que las cuentas c-a, cb1, c-b2, y c-o, correspondientes ellas a los organismos internacionales y al organismo regulador, deberían tener todas ellas topes de sobregiro nulo, para así obligar a estas instituciones a trabajar únicamente con recursos genuinos. Por cierto, los organismos internacionales serían financiados por los países miembros, en base a una cuota anual de membresía que se acumularía en la respectiva cuenta c-o, y con la única novedad que el pago de esta anualidad sería de débito automático, a deducir de la respectiva cuenta del país involucrado. Los organismos internacionales podrían movilizar estos fondos a través de un despacho de capitales, dirigiendo oportunamente los montos deseados a los países donde fueran requeridos en base al mejor cumplimiento de sus respectivos fines específicos.

Obsérvese que de acuerdo a este esquema, los países que exportan y/o que reciben capitales en tales niveles que hacen que su respectiva cuenta c-e tenga un saldo positivo al finalizar el período contable, serían sin duda los que de hecho financiarían a los otros países que tienen su respectiva cuenta c-e en rojo al fin del período contable. Sin embargo, no sería lógico proponer un interés compensatorio que fluya desde las cuentas c-e en rojo a las cuentas c-e en negro, por la sencilla razón que esos países con balanza de pagos supernumeraria podrían seguir comerciando sin ninguna restricción, y puesto que ellos de hecho ya están favorecidos suficientemente por tener saldo favorable de intercambio, y no es cuestión de favorecerlos aún más con un plus. Por lo tanto y a nivel del nuevo sistema monetario internacional aquí propuesto, los créditos internacionales (los préstamos internacionales) no generarían ningún tipo de interés compensatorio a transferir de las cuentas c-e en rojo a las cuentas c-e en negro. De todas formas, y una de las cosas que siempre se dice, es que lo que se desea es que los intercambios entre países sean equilibrados, es decir, que no haya una circulación de recursos tal que exageradamente acumule riquezas en ciertos países extrayendo o quitando las mismas de otros países. Dentro del esquema de cuentas dinerarias que aquí hemos planteado, esto equivaldría sin duda a que al término de un período contable todas las cuentas c-e se encontraran con valores positivos o negativos de escaso monto. Lo que propondremos por tanto al fin de cada período contable, es gravar a todas las cuentas c-e con una tasa de regulación, aplicable tanto a las cuentas deficitarias (con saldo negativo) como a las cuentas supernumerarias (con saldo positivo). El valor exacto de esta tasa o su respectiva escala, por cierto podría ser fijado según un determinado acuerdo internacional, y por ejemplo la escala de porcentajes aplicables podría ser respectivamente 2%, 3%, 4%, y 5%, en las franjas 0-1, 1-2, 2-3, más de 3, donde por ejemplo 3 correspondería al tope de sobregiro de ese país, o al PBI de ese país, o a un valor ligado con determinados indicadores. Estos aranceles de regulación fluirían por lo tanto desde todas las cuentas c-e hacia por ejemplo la cuenta aquí llamada c-b1. Los montos allí acumulados luego podrían revertirse hacia los países en dificultades transitorias, y especialmente hacia los países más pobres y con grupos poblacionales más vulnerables, a efectos de así complementar el accionar que otros organismos internacionales pudieran desplegar en relación a estas cuestiones.

Hemos aludido aquí a una tasa de regulación y a su respectivo procedimiento de cálculo. Correspondería pues aclarar cómo se calcularía la misma en el caso de otras cuentas diferentes de las aquí llamadas c-e. Pues nuestra propuesta en este aspecto es muy sencilla, la tasa de regulación sería siempre nula para esas otras cuentas, pues el hecho que un organismo internacional tenga muchos fondos o muy pocos fondos, no es algo que merezca ser ni premiado ni desestimulado.

Y ya para terminar con el detalle del propuesto nuevo sistema monetario internacional, correspondería explicar cuál sería el uso a dar a la cuenta c-a antes citada. Bien, esta cuenta está pensada para a través de ella aplicar un mecanismo de retardo en las transferencias dinerarias, el cual podría ser variable según los casos entre digamos treinta días y un año. Antes se explicó que se proponía regular y controlar las transferencias internacionales dinerarias y no dinerarias, a través de despachos internacionales (mercantil, de capital, de servicio, de ayuda familiar, etcétera). Muy bien, de estos documentos digitales surge una transferencia de bancores de una cuenta a otra, así como su contrapartida. Si la contrapartida es por ejemplo un contenedor de mercadería, la efectiva transferencia de la misma de un país a otro sin duda insumirá cierto tiempo, pues el transporte de carga aéreo o marítimo tiene esta característica, y además un tiempo adicional seguramente será requerido para que se puedan efectuar algunos controles de calidad, trámites de despacho, carga y descarga, verificaciones, etcétera. Como la transferencia de bancores de una cuenta a otra se haría por medios telemáticos, perfectamente ella podría ser instantánea. Lo que proponemos sin embargo es que esa transferencia dineraria no sea instantánea, para así mejor acompasar la efectiva transferencia dineraria con los tiempos de transporte y de trámite de los contenedores, así como con los tiempos y los controles que pudieran ser convenientes a las otras transferencias internacionales no dinerarias. Y esto podría hacerse operativo, imponiendo que toda transferencia dineraria entre cuentas se haga obligatoriamente pasando por la ya citada cuenta c-a. Así, el documento de despacho quedaría artificialmente inmovilizado cierto tiempo en esa cuenta dineraria en caso de tratarse de un despacho mercantil (retraso digamos por ejemplo de dos meses), y también en caso de tratarse de un despacho de capital (retraso digamos por ejemplo de ocho meses), etcétera, etcétera. Este retraso ciertamente se acumularía con el que cada Banco Central o Reserva Federal pudiera imponer a la entrada o salida de bancores hacia o desde su respectivo sistema financiero nacional (el cual podría ser por ejemplo de quince días si la contrapartida fuera contenedores, de dos meses si se tratara de un egreso de capital, de diez días si se tratara de un ingreso de capital, etcétera). Como podrá constatarse, con esta mecánica de retardo así como con la eventual aplicación de una tasa administrativa, podrían desestimularse los movimientos transfronterizos de capitales especulativos. En el caso del comercio mercantil, en el caso de inversiones de largo plazo, etcétera, el retraso artificialmente así provocado a través de este mecanismo, aunque el mismo fuera igual en todos los casos e igual por ejemplo a cinco meses o a seis meses, muy probablemente ello no sería visto como una barrera de excesiva consideración, cosa que al especulador tal vez sí lo afectaría de otra manera.

Muy bien, analicemos ahora si en esta imaginada economía internacional sería posible la ocurrencia de algún proceso inflacionario generalizado, como consecuencia directa de un determinado manejo operativo en ese nivel (léase: como consecuencia de la ingeniería financiera aplicada en ese nivel). Por cierto, nuestra respuesta es un rotundo: “No, afortunadamente no”.

En efecto, en una economía dineraria fiduciaria de tipo tradicional, efectivamente podemos imaginar que en un determinado momento podría hacerse una emisión exagerada de dinero, y que la misma se pone a circular porque hay un mayor endeudamiento del Estado, y/o porque aumentan las operaciones de crédito a las empresas y a las personas (léase: y/o porque hay un mayor endeudamiento de las personas físicas y jurídicas). Bien, en estas circunstancias quienes reciben esos dineros van a tener tendencia a utilizarlo, ya sea consumiendo, ya sea invirtiendo, ya sea prestando parte de sus reservas dinerarias. Y por lógica, si los niveles de producción y de consumo no se elevan de manera acorde, habrá muy probablemente demanda insatisfecha, y los precios tenderán a subir.

En el ámbito recién planteado de intercambio en el nivel internacional, las cosas ciertamente deberían discurrir por otros carriles.

En efecto, en primer lugar aquí los actores no están muy atomizados, aquí los actores no son ni personas ni empresas, sino que son Estados, son los Bancos Centrales de los distintos países. Y por tanto, aquellos actores que tuvieran cuentas c-e supernumerarias, lo que podrían eventualmente hacer es invertir sus excedentes en otros países, lo que implicaría deshacerse de bancores para obtener monedas foráneas. Muy bien, podemos imaginar entonces tres situaciones: (a) que esos recursos dinerarios queden como reserva en sus respectivas cuentas c-e; (b) que esos recursos dinerarios se dirijan a países donde se necesitan inversiones, y entonces esto sin duda será algo positivo, que contribuirá a una mayor actividad económica local sin producir excesivas presiones inflacionarias en ese ámbito, y que producirá beneficios en distintos niveles y para distintos actores; (c) que esos capitales se dirijan a países donde la actividad económica ya está cercana al óptimo, y entonces ello sí podría provocar localmente brotes inflacionarios, y lo lógico sería entonces esperar trabas o desestímulos al ingreso de estos recursos.

Por lo tanto y como resultado del análisis precedente, más bien sería dable esperar la ocurrencia de sanos y razonables equilibrios, cualesquiera fueren las circunstancias particulares que se presentaren.

Muy bien, quedaría ahora por detallar nuestra propuesta para los distintos sistemas monetarios nacionales, los que hasta ahora hemos mencionado solamente de refilón.

Personalmente concebimos un sistema monetario nacional también haciendo uso exclusivo de dinero escritural (una especie diferente para cada país o para cada región monetaria). Los distintos agentes económicos (personas físicas y jurídicas) tendrían todos ellos su respectiva cuenta dineraria c-p, las instituciones estatales tendrían todas ellas su respectiva cuenta dineraria c-i, el Banco Central tendría su cuenta c-bc, y los ingresos fiscales se deberían ir acumulando en una cuenta que podríamos llamar c-dgi. Por cierto, los recursos que se fueran acumulando en esta cuenta c-dgi, serían los que permitirían financiar el funcionamiento del Estado, y desde allí también se retirarían los subsidios que pudieran corresponder, así como los fondos para atender a los planes sociales vigentes y a otras distintas obligaciones estatales.

Dentro de este esquema, el Banco Central sería el único autorizado a la creación de moneda, así que la única cuenta con saldo negativo aquí sería c-bc, y el monto de esta cuenta sería (en valor absoluto) la masa monetaria en circulación.

Muy bien, el ingreso de bancores a este sistema financiero nacional como pago de una exportación o debido a un ingreso de capital, por cierto generaría moneda local, que sería entregada de inmediato o con un retardo al exportador o al representante local del inversor (registrando este ingreso en alguna cuenta c-p o c-i, y descontando de allí los aranceles aduaneros y la comisión por cambio de moneda que pudiera corresponder, montos estos últimos expresados en moneda local e inmediatamente transferidos a ciertas subcuentas c-dgi). El egreso de bancores para pagar una importación, o debido a repatriación de beneficios o a egreso de capital por cualquier otro concepto, debería generar por su parte transferencias en sentido contrario a las antes indicadas, así como destrucción de moneda local (materializada por un menor saldo negativo en la cuenta c-bc debido a una transferencia con este destino efectuada desde alguna cuenta c-p o c-i).

Por su parte y dentro de este sistema, las transferencias nacionales serían todas ellas documentadas con un documento electrónico similar al antes llamado despacho internacional. Lo importante sería no disociar ni contabilizar por separado dinero y contrapartidas, así como tampoco disociar y tratar por separado obligaciones emanadas todas ellas de una misma transacción original.

Así, una orden de pago de un salario también incluiría información conveniente sobre el respectivo contrato laboral y el período de tiempo trabajado, y el hecho que este salario llegue a la cuenta del trabajador, ya sería prueba suficiente de que se cumplió con esta obligación. Además, este acto seguramente es generador de otras obligaciones, como por ejemplo pago de impuestos sobre los salarios, pago de aportes sociales, etcétera, y la idea es que todas estas obligaciones sean generadas en cascada y cumplidas en forma automática, y no atomizadas y tratadas independientemente tal como se hace hoy día.

Por su parte, una orden de pago por una compraventa de contado también incluiría información detallada respecto de las mercaderías transferidas, y todo lo asociado con este acto debería ser cumplido de inmediato y aceptado por todas las partes, o protestado en plazos convenientes. Por este lado entonces, los impuestos a las compraventas también serían de recaudación automática y contemporánea con los hechos generadores.

Por su parte, los contratos de arrendamiento, los contratos laborales, los contratos por empréstitos bancarios, etcétera, todos ellos ciertamente serían generadores de cierta cantidad de pagos en determinadas fechas y con determinados montos, y esos pagos podrían incluir o no impuestos. Por tanto, la idea aquí también sería que todas las transferencias dinerarias asociadas con contratos, puedan todas ellas generarse y cumplirse automáticamente, por cierto dando posibilidad a las partes para protestar aquellos movimientos que no correspondieran o que debieran ser modificados en fecha y/o en monto.

Claro, hay ciertos detalles que tendrían que ser muy bien pensados, como por ejemplo cómo actuar cuando no existan fondos suficientes en las cuentas desde donde deban extraerse recursos dinerarios. Por cierto, las soluciones para estos casos particulares podrían ser variadas y ajustadas a las diferentes situaciones, activando las garantías que pudieran existir, cumpliendo adeudos emanados de contratos con cierto retraso, dando contratos por concluidos, permitiendo siempre compra de insumos básicos que en situaciones de emergencia serían atendidos desde fondos sociales especiales, etcétera, etcétera.

Obsérvese que en estadios avanzados de una economía telemática como la que aquí estamos analizando, también podría pensarse en dar un paso más en un sentido social, aplicando una reforzada ingeniería operativa que mejorara sustantivamente el funcionamiento general, y que así justificara decir que ya se habría pasado a una estructura económica nueva a la que podríamos llamar economía social o economía paternalista-social.

En efecto, véase que una vez aceptado en este contexto un determinado contrato por dos o más partes, perfectamente podría pensarse en una etapa previa o posterior de validación, en el cual se analice si ese contrato efectivamente podría ser cumplido por las partes. Esto en realidad no es especialmente innovador, ya que hoy día un arrendador por distintas vías trata de asegurarse que su eventual arrendatario pueda efectivamente cumplir con los arriendos, y si de ese análisis se desprenden demasiados peligros o demasiadas incertidumbres, sencillamente el contrato no llega a concretarse; algo similar por cierto también ocurre con los contratos de préstamo, ya que si quien solicita el mismo no tiene ingresos regulares suficientes, por lo general o bien el préstamo no llega a concretarse, o bien en adición se pide un refuerzo (se piden fiadores solidarios).

La novedad sobre la que aquí estamos llamando la atención, es que ese posible estudio de factibilidad en una futura economía telemática podría efectuarse de una manera muy cómoda y rápida, pues todos los datos de ingresos y egresos de una persona física o jurídica estarían todos ellos en línea, y porque los apremios de personas o familias en situación de riesgo también estarían muy bien documentados, y entonces, bien podrían tomarse decisiones a medida, para por un lado reducir incumplimientos contractuales (con lo cual se estaría mejorando el funcionamiento general de la economía), y para también poder graduar apoyos sociales más a medida y con mayor efectividad (con lo cual se podrían lograr mejores efectos sociales con menores recursos).

Hasta aquí hemos dado un panorama general de nuestras ideas sobre lo que hemos llamado economía telemática. Por cierto, no hemos incursionado en unos cuantos detalles. De todas formas, tampoco tenemos un interés especial en este momento por ser excesivamente detallista. Nuestro máximo esfuerzo aquí está concentrado en remarcar las innumerables posibles ventajas derivadas del uso del dinero telemático y escritural. Indudablemente los detalles operativos también tienen gran importancia e incidencia, pero estos aspectos bien podrían analizarse en su momento por convenientes grupos multidisciplinarios, y luego bien podrían revisarse periódicamente a la luz de la experiencia acumulada.