domingo, 11 de enero de 2009

Acceso al saber y al conocimiento


El conocimiento debe ser de libre acceso. El conocimiento debe circular de una manera cómoda y libre, sin mayores condicionantes y sin vallas.

Las ideas no se patentan. La información sí está amparada por los derechos de propiedad intelectual. Las particulares expresiones del conocimiento y del arte sí están ellas protegidas por los derechos autorales morales y patrimoniales.

Para que nuestra estructura social pueda evolucionar de mejor manera, es necesario promover una más libre circulación de las informaciones, del conocimiento, de las expresiones artísticas y culturales, sin que las limitantes de tipo económico o las oportunidades de tipo práctico sean una barrera.

¿Qué pasará con la industria editorial tradicional? Sin duda allí se producirán grandes cambios en un futuro no muy lejano. ¿Cuándo y cómo?

Es difícil establecer esta cuestión con gran precisión, pero estos cambios no podrán esperar mucho tiempo. La diferencia de costes entre una edición tradicional sobre papel y una edición en CD o en DVD son enormes. Y las posibilidades de manejo también están a favor de los nuevos medios, por ejemplo en cuanto a facilidades de edición (cambios de fuente, modificaciones de color, búsqueda de términos y de expresiones, etcétera, etcétera). Y las ventajas en cuanto a conservación y en cuanto a espacio de archivo también están a favor de los nuevos medios. Y ciertas consideraciones en cuanto a la ecología, en cuanto a la preservación de los bosques gracias a un menor uso del papel, también están a favor de los nuevos medios.

Sin duda las grandes posibilidades de copia clandestina (de copia no autorizada) de un soporte magnético-electrónico, es tal vez lo que actualmente más está retrasando el pasaje del libro impreso al libro electrónico, es tal vez lo que actualmente más está retrasando el pasaje del libro tradicional al libro telemático, junto a otras diversas cuestiones por ejemplo de tipo afectivo y de tipo comercial y de tipo cultural.

Pero tarde o temprano, estos asuntos podrán ser resueltos a satisfacción. Y en todo caso, los Estados bien podrían asumir parte de los costos, a efectos que el acceso a la información y al saber fuera más democrático.

Esta cuestión del acceso al conocimiento sin duda tiene una incidencia fundamental en lo que concierne a la capacitación de las personas, y por esto ello incide también en el desarrollo económico y social. En consecuencia, los Estados no deberían ser omisos o indiferentes en relación a esta cuestión.

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