domingo, 11 de enero de 2009

Un premio nobel de economía: James Tobin


James Tobin, Premio Nobel de Economía del año 1981, hace ya unos cuantos años propuso aplicar algún tipo de impuesto o de gravamen a los movimientos erráticos de capitales especulativos.

Claro, la propuesta concreta de ese economista en la época, fue la de aplicar a las transferencias de capital una tasa muy baja, digamos inferior a 0,25% por cada movimiento transfronterizo de dinero (léase: por cada conversión monetaria de una divisa a otra).

La idea fuerza de este pensador estadounidense sin duda fue la de desalentar los movimientos desestabilizadores de capitales, lo que en general proporciona buenas ganancias a los agentes que a eso se dedican, y lo que en general conspira en contra tanto de los países emergentes, como de los pequeños y medianos ahorristas, y como de los pequeños y medianos inversionistas.

Las burbujas especulativas por cierto tienen efectos muy negativos, porque con la actual ingeniería financiera esas situaciones no son fáciles de pronosticar, y porque tampoco se tienen muchos instrumentos ni para prevenir ni para suavizar estas indeseables fluctuaciones financieras. Estas particulares condiciones de mercado a veces se verifican y afectan exclusivamente a un único país, aunque lo usual es que involucren a instituciones de varios países así como a monedas de varios países.

Buena parte de la peligrosidad de las burbujas financieras, radica en que ellas se producen por causas artificiales, por falencias en el propio ordenamiento financiero, y/o por errores en la ingeniería bancaria aplicada, ya que en general los capitales especulativos en buena medida son ellos mismos artificiales, pues se crean como contrapartida de títulos de deuda, los que incluso en muchos casos están bastante desligados de la inversión y del consumo, pues tienen a la propia especulación, tienen a la propia ruleta financiera, como destino principal y directo.

Así se estructuran largas y complejas cadenas de compromisos y de créditos, de obligaciones y de derechos, y este frágil tejido de buenas a primeras pierde su precario equilibrio y se rompe, dejando un tendal de damnificados, y en definitiva enriqueciendo a un pequeño grupito de especuladores, enriqueciendo a una reducida cúpula ideóloga de la operación.

James Tobin fue un entusiasta defensor de las ideas keynesianas, y por cierto analizó y escribió sobre numerosos tópicos económicos, entre ellos la política monetaria y fiscal, los mercados financieros, las inversiones, etcétera. El Premio Nobel de 1981 precisamente le fue conferido por sus análisis financieros, y por sus acertadas observaciones acerca de las relaciones entre los mercados financieros, el empleo, la producción, y los precios.

James Tobin nació el 5 marzo 1918, y falleció el 11 marzo 2002.

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